Enfermedades

ENFERMEDAD PARASITARIA

Los parásitos son causa de enfermedades, no sólo para los animales y plantas, sino también para el hombre. En épocas remotas, era opinión difundida que los parásitos fueron creados por un dios vengador o por la materia orgánica en vías de descomposición. Más tarde, con la evolución de la ciencia y de la técnica, aumentó el número de estudiosos que trataban de explicar todos los fenómenos relacionados con el parasitismo. En la actualidad, la parasitología se divide en tres ramas: médica, veterinaria y agraria. Aquí tomaremos en consideración aquella parte de la parasitología veterinaria relativa al perro. Se distinguen dos tipos de parásitos, según su localización: endoparásitos (parásitos que viven dentro del cuerpo del hospedante) y ectoparásitos (parásitos que viven en la piel del hospedante).

El parasitismo puede estar causado tanto por elementos constituidos por una sola célula (protozoarios), como por organismos formados por varias (metazoarios).

ENDOPARASITOS

PARASITOS PROTOZOARIOS

Son organismos imposibles de detectar a simple vista. A diferencia de los metazoarios, los protozoarios se multiplican dentro de su hospedante. Se distingue, generalmente, una forma vegetativa o de multiplicación asexuada, período durante el cual el parásito crece originando millares de protozoarios capaces de invadir íntegramente las células del organismo, determinando su destrucción, y una forma enquistada, que se lleva a cabo fuera del organismo del hospedador y en la que el protozoario se encierra dentro de una envoltura resistente a los elementos ambientales externos. En el perro se presentan enfermedades causadas por protozoarios que afectan los tejidos, la sangre y la región gastrointestinal.

LEISMANIOSIS

Las leismaniosis del perro son estados que se manifiestan, principalmente, en aquellas zonas en las cuales las condiciones higiénicas son, en términos generales, muy malas. La transmisión de la enfermedad se produce a través de un agente conductor, el Phlebotomus sp. En el hombre, la leismaniosis se diferencia según su aspecto clínico: la cutánea o Botón de Oriente, producida por la Laishmania trópica; la visceral, producida por la L. infatum, y la L. donovani. Algunos autores sostienen que la L. donovani es el agente responsable de la enfermedad del perro.

Modalidad de transmisión. El Phlebotomus sp especie de mosquito, ingiere, de la piel del perro enfermo, células parasitarias. En el organismo del díptero, la Leishmania, presente en estás células se multiplica y se transforma. El mosquito se vuelve infeccioso, no sólo para el perro, sino también para el hombre, en aquellos lugares donde las condiciones higiénicas son malas. La Leishmania es un parásito que afecta a las células que, esparcidas por todo el organismo, tienen funciones diferentes e importantes, entre las cuales se halla la de producir anticuerpos, glóbulos de la sangre, sujetar y englobar las células extrañas al organismo por medio de un mecanismo de fagocitosis.

Síntomas. En la forma aguda (rara) que afecta los ejemplares jóvenes, hay temperatura elevada, debilidad y muerte en pocos días, o cura aparente y sucesiva recaída.

En la forma subaguda - crónica - (más extendida), los afectados son los perros mayores de un año. Precede el adelgazamiento, pero manteniendo o aumentando el apetito, la aparición de una enteritis y/o pérdida de sangre de la nariz (epistaxis). Sigue un aumento de los linfonódulos exploratorios, aparición de manifestaciones cutáneas evidenciables por la presencia de una caspa blanca brillante, localizada inicialmente sobre el dorso de la nariz, que después invade la cabeza y las orejas. Sucesivamente se presenta una picazón intensa que se extiende por todo el cuerpo, rarefacción del pelo y aparición de úlceras en las ancas, nalgas, etc. Se evidencian nódulos en el espesor del tejido cutáneo que pueden permanecer íntegros o ulcerarse. Es característico el excesivo crecimiento de las uñas (onicogrifosis).

El diagnóstico seguro se realiza a través de la biopsia medular, intervención que permite poner en evidencia las leishmias.

Terapia. La terapia, basada en el uso de sales de antimonio, prevé cuatro períodos de cura con una duración de dos semanas cada uno y un intervalo de diez días entre uno y otro. El fármaco empleado es el Glucantin, por vía intramuscular, en dosis de 0,3 gramos por cada 3 kg. de peso corporal.

Profilaxis. Al ser los mosquitos de la arena los responsables de la difusión de la leishmaniosis, para una radical prevención de esta protozoonosis, la lucha deberá concentrarse contra ellos. Los perros infectados deberán eliminarse, ya que constituyen un peligro potencial para el hombre.

TRIPANOSOMIASIS

La tripanosomiasis es considerada una enfermedad rara en el perro. Se han encontrado perros infectados de Trypanosoma cruzi, T. evensi y T. brucei, los cuales, además de presentar un cuadro clínico grave, constituyen un punto de infección para el hombre y otros animales. El Trypanosoma sp, es transmitido por picadura de moscas, tábanos y otros insectos hematófagos que pueden actuar como transmisores.

Síntomas. El perro afectado de tripanosomiasis presenta fiebre, caracterizada por ataques regularmente distanciados y alternados con períodos de una total ausencia de fiebre. Hay un aumento de los linfonódulos explorables, debilidad en las extremidades posteriores que luego entra en coordinación con las cuatro.

El desarrollo de la enfermedad, en los ejemplares que no se someten a terapia, es de 30 a 60 días.

Diagnóstico. En la forma aguda, los parásitos se hallan libres en la sangre y en los líquidos histológicos. En la forma subaguda o crónica, se realizan análisis de laboratorio, como la fijación del complemento o la hemoaglutinación.

Terapia. La terapia con Diamidine prevé un tratamiento intramuscular cada dos o tres días, con dosis crecientes:

Terapia. La terapia con Diamidine prevé un tratamiento intramuscular cada dos o tres días, con dosis crecientes:

del 1.º al 6.º tratamiento 2 mg. x kg. de peso del 7.º al 14.º 3 mg. x kg. de peso del 15.º al 20.º 4 mg x kg. de peso

Profilaxis. La profilaxis prevé la erradicación de los hospedantes intermedios (moscas, tábanos e insectos hematófagos).

BABESIOSIS O PIROPLASMOSIS

La babesiosis es una enfermedad determinada por la presencia del parásito Babesia canis en los glóbulos rojos de la sangre. Ha sido descrita en perros de muchas regiones de la Tierra: América, Asia, Africa y Europa. El pasaje del animal infectado al sano se produce a través de las garrapatas, que cumplen la función de transmisoras de esta grave enfermedad.

Síntomas. El perro afectado de piroplasmosis presenta temperatura elevada, mucosas moderadamente pálidas a las que sigue ictericia (coloración amarilla). En la forma aguda, los síntomas arriba citados evolucionan repentinamente hacia la muerte. En la forma subaguda o crónica, puede llegarse a la cura siempre que se someta al perro a una adecuada terapia.

Diagnóstico. Se realiza a través de un análisis de sangre que permite identificar a los parásitos en el interior de los glóbulos rojos.

Terapia. La terapia prevé el uso de Diamidina al 3 por 100, 0,25 ml./5 kg. peso vivo, por vía subcutánea, o también Tripán azul, al 1 por 100, 1 ml./5 kg. de peso vivo, por vía intravenosa.

Profilaxis. Está basada en la difícil lucha contra las garrapatas.

HEMOBARTONELOSIS

Está considerada como una enfermedad relativamente rara en el perro. El agente es la Haemobartonella canis. Parece ser que se transmite a través de la garrapata, localizándose, sucesivamente, la H. canis en el interior de los glóbulos rojos, determinando la destrucción.

Síntomas. Mucosas pálidas, adelgazamiento, fiebre a 40º, escasa resistencia física, orina de color amarillo amarronada.

Terapia. Parece ser que la asociación del cloramfenicol con la tetraciclina suele dar bastante resultado. También se aconseja la administración de clorhidrato de oxofenarsina a 4,5 mg/kg. de peso vivo, por vía intravenosa, una sola vez.

TOXOPLASMOSIS

Está considerada como una enfermedad cosmopolita. El agente etiológico, el Toxoplasma gondii, tiene en el intestino del gato un comportamiento similar al de los coccidios (fase sexuada), mientras que puede parasitar como hospedante intermedio, cualquier animal de sangre caliente, por ejemplo, perro, rata, vaca, cerdo, hombre, etcétera (fase asexuada).

El peligro de contagio para el hombre viene de las heces del gato afectado de toxoplasmosis, mientras, la posibilidad que ésta sea transmitida del perro al hombre es bastante limitada.

El perro infectado de toxoplasma padece, por parte de este último, la invasión de los tejidos (corazón, pulmón, músculo), con predilección por el sistema circulatorio y el sistema nervioso central, donde se forman pseudoquistes intracelulares y, más tarde, quistes histológicos.

Tanto en el perro como en otros animales, el porcentaje de casos de toxoplasmosis en estado latente es elevado, encontrando un motivo de desencadenamiento cuando se produce un descenso de las defensas orgánicas (enfermedades debilitantes y fuerte stress).

En los Estados Unidos se han realizado investigaciones serológicas en el perro, que han puesto en evidencia una positividad al toxoplasma variable del 34 al 59 por 100. Es útil recalcar el concepto de que el perro, serológicamente positivo, no debe ser considerado como una posible fuente de contagio para el hombre.

Síntomas. Los síntomas de la toxoplasmosis no son particularmente evidentes en el ejemplar adulto donde, además de alteraciones respiratorias se asocian incoordinación de movimientos, parálisis de las dos extremidades posteriores, diarreas con presencia de sangre y gran cansancio general. Las hembras en estado de gestación pueden abortar, dar a luz prematuramente o tener camadas en las cuales existe una elevada mortalidad neonatal.

Diagnóstico. Un diagnóstico válido puede realizarse a través de la evaluación del título de anticuerpos. Un título de anticuerpos elevado (1 : 1.000; 1 : 64.000) denota una infección en desarrollo. Un título de anticuerpos bajo (1 : 16; 1 : 64) indica una infección progresiva o lejana en el tiempo.

Entre los métodos serológicos, el más utiliza es el Dye de Sabin y Feldman.

Terapia. Es aconsejada una terapia a base de alfamidas de acción prolongada, en dosis elevadas, durante un período de ocho a quince días; conjuntamente con antibióticos de amplio espectro.

Profilaxis. Las normas de profilaxis son diferentes, según las fuentes de contagio. La perra que aborta o da a luz ejemplares muertos debe ser controlada a través de una investigación serológica y aislarla momentáneamente de otros perros. Resulta conveniente suministrar alimentos cocidos.

COCCIDIOSIS

En las heces del perro se han aislado, frecuentemente, parásitos unicelulares como Eimeria canis, Isopora canis, Isopora bigemina, Isopora felis, Isopora rivolta e Isopora obioensis, sin que por ello se pusieran en evidencia signos clínicos. Las manifestaciones patológicas son marcadas en los ejemplares jóvenes y en los adultos que no tienen condiciones ambientales y alimenticias adecuadas.

Síntomas. Con frecuencia, en los ejemplares adultos, la coccidiosis es asintomática. En cambio, en los cachorros, el síntoma principal es diarrea con presencia de sangre, mucosidad densa y gelatinosa, anorexia, deshidratación y complicaciones por parte de bacterias o virus que agravan el cuadro clínico.

Diagnóstico. El diagnóstico puede realizarse fácilmente por medio de un examen microscopio de las heces, que pone en evidencia la presencia de ooquistes.

Terapia. Sulfamidas por vía oral, rehidratación con soluciones isotónicas y soluciones glaucosadas, vitaminas y sales minerales.

Profilaxis. Ante todo, es necesario realizar una limpieza rigurosa y frecuente de la perrera con agua caliente y desinfectante. En las jaulas donde han sido alojados perros portadores sanos o enfermos se aconseja, especialmente, hacer uso del calor (llama).

GIARDIASIS

La Giardia intestinalis pertenece a la categoría de los protozoarios flagelados difundidos por todo el mundo. Esta se localiza no solamente en el intestino del perro, sino también en el del gato, el conejo, la vaca y el hombre.

Está considerado como un parásito normalmente presente en la región intestinal, pero que por diversos factores como errores alimenticios (exceso de carbohidratos), parasitosis, etc., se multiplica de manera repentina. Logra la fluidificación de las heces que se presentan ricas en mucosidades a causa de una enterocolitis, a menudo grave.

Síntomas. Diarrea con evacuaciones frecuentes, acompañada de cólicos.

Diagnóstico. El diagnóstico capaz de evidenciar la Giardia se realiza con el examen microscópico de las heces.

Terapia. Administración de atebrina.

AMEBIASIS

La Entamoeba histolytica, parásito unicelular, es uno de los más importantes que afecta al hombre. Está presente un poco por todo el mundo, pero tiene su máxima difusión en las zonas tropicales. Se han descrito casos de amebiasis incluso en el perro. La enfermedad tiene una incubación que puede variar de unos pocos días a muchos meses. Se distingue una forma vegetativa durante la cual se produce una multiplicación en las criptas del colon.

Como consecuencia de ello se tiene formaciones de úlceras que terminan en diarrea con presencia de mucosidad y sangre, y una forma enquistada que es el mecanismo a través del cual la Estamoeba histolytica resiste en ambiente ex terno.

Síntomas. Diarrea con sangre y mucosidad, deshidratación y pérdida del apetito.

Diagnóstico. Con frecuencia es difícil.

Terapia. Ayuno y astringentes normales. En casos agudos: cloranfenicol asociado a complejos vitamínicos B y C.

BALANTIDIOSIS

El Balantidium coli es un protozoario aliado que vive en la mucosa intestinal. Puede enfotar no sólo al perro, sino también al hombre, al cerdo, al mono, etc. Causas desencadenantes pueden determinar la penetración de este parásito en la mucosa intestinal, causando colitis ulcerosas con presencia de sangre.

Síntomas. Diarrea sanguinolenta, deshidratación, anorexia.

Terapia. Tetraciclina.

PARASITOS METAZOARIOS

Los gusanos que afectan al perro se dividen en: nematelmintos y platelmintos.

Los nematelmintos (lombrices redondas) tienen un cuerpo alargado, vermiforme, cilíndrico. Son de sexos separados y no están segmentados. El ciclo biológico, con frecuencia, es directo, es decir, que no tiene necesidad de hospedantes intermedios.

Los platelmintos (lombrices planas), por lo general, presentan un cuerpo aplanado. El sexo masculino y femenino están presentes en el mismo individuo (hermafroditas). Para completar su ciclo biológico tienen necesidad de uno o más hospedantes intermedios.

Se dividen en Céstodos (segmentados) y Tremátodos (no segmentados).

En Italia se llevó a cabo una investigación epidemiológica en varias ciudades de la cual surgió que el 50 por 100 de las muestras analizadas resultaban positivas. Los parásitos más comunes que pueden encontrarse en los perros son ascáridos, ancylostomas, tenias, tricurios y coccidios. Las vías a través de las cuales normalmente se infecta el perro adulto son varias: por ingestión, por vía cutánea, a través de hospedantes intermedios. En los cachorros, la infección puede producirse antes del nacimiento e inmediatamente después. Se ha podido comprobar que un alto porcentaje de jóvenes perros está infectado de Toxocara canis, lo que parece deberse al pasaje de la larva migratoria visceral a través de la placenta de la perra al feto o por medio de la leche.

En el hombre es conocida una zoonosis debida a la larva migratoria visceral. También se ha demostrado la invasión en el cachorro antes del nacimiento, de la Ancylostoma caninum. El mecanismo de infección parece ser similar al descrito por los ascáridos. En efecto, existe una reactivación de las larvas momentáneamente inmovilizadas (dormidas), de la masa muscular de la perra al feto. Las larvas de la A. caninum y de la U. stenocefala pueden provocar en el hombre una dermatosis de migración percutánea. Algunas tenias pueden constituir un peligro, no sólo para el perro, sino también para el hombre, debido a la posibilidad que tienen de provocar enfermedades graves.

El perro, por tanto, por la estrecha convivencia que tiene con el hombre, puede constituirse, donde no se respeten las condiciones de higiene, en vehículo de infección a través de la contaminación fecal del ambiente, de donde surge la necesidad de prevenir. Un examen macroscópico de las heces realizado diariamente o, por lo menos, con cierta frecuencia por parte del propietario del perro permiten determinar la existencia de algunos grandes parásitos como ascáridos y/o proglóticos de tenia.

Sin embargo, un diagnóstico de parasitosis más adecuado para la mayor parte de los nemaltenmintos, requiere el empleo del microscopio, capaz de revelar la presencia de los huevos presentes en las heces. Este control coprológico debe llevarse a cabo, en los cachorros, cada quince o veinte días, y repetido cada dos o tres semanas, hasta llegar a los cuatro cinco meses vida. Después es suficiente un control bimestral hasta los doce meses.

Los reproductores que van a utilizarse por primera vez deben aislarse, por lo menos, durante tres semanas, período durante el cual deben controlarse sus heces. Para los reproductores ya utilizados se procede a un análisis coprológico periódico, cada tres o cuatro meses. Para hembra, dicho control debe realizarse antes del celo y durante la gestación, tratándola con vermífugos adecuados, incluso diez días después del parto. Antes del parto es una buena norma catar el pelo de la zona de las mamas. El análisis coprológico positivo en la hembra que acaba de dar a luz impone que el tratamiento se haga, no sólo en la madre, sino también en los cachorros, quince o veinte días después del parto, y repetirlo, por lo menos, tres veces, a intervalos de unos quince días.

PARASITOS GASTROINTESTINALES

NEMALTELMINTOS

TRICURIASIS

Es una parasitosis difundida en todo el mundo. Trichuris vulpis pertenece a la clase de los nemátodos. Mide de 5 a 7,5 cm. de longitud, vive con la cabeza y el cuello unidos a la mucosa del colon y del ciego, mientras el resto del parásito está libre en la mucosa intestinal. El perro se infecta ingiriendo los huevos embrionados que son muy resistentes al ambiente exterior. Una vez que penetraron en el intestino, dejan en libertad a las larvas que, en un primer momento, se sitúan en el espesor de la mucosa intestinal, para luego, volverse adultos.

Síntomas. En los perros gravemente parasitados puede presentarse diarrea con sangre, anemia, adelgazamiento y enfermizo crecimiento en los cachorros.

Diagnóstico. Se basa en la demostración de existencia de huevos en las heces. El análisis, a menudo negativo en el perro parasitado, se debe al hecho de que los huevos no son eliminados constantemente por los parásitos.

Terapia. Se utilizan fármacos a base de tetracloretileno.

ESPIROCERCOSIS

Es una enfermedad debida al gusano Spirocercalupi que se localiza normalmente en el esófago o en el estómago, pero cuya presencia puede también detectarse en la pared de la aorta, en la tráquea, en los pulmones o en los nódulos linfáticos del perro o de otros carnívoros selváticos. La enfermedad ha sido señalada en Iberoamérica, en algunos países tropicales, e incluso en algunas zonas de Europa. Los parásitos macho miden entre 3 y 5,5 cm., mientras las hembras, de 6 a 8 cm.

Ciclo biológico. Las hembras ponen los huevos que son comidos por insectos coprófagos (escarabajo), donde sufren una serie de modificaciones. Otras transformaciones se llevan a cabo después, en los hospedantes de espera (anfibios, reptiles, pájaros y roedores), que constituyen el vehículo para el hospedante definitivo. Las larvas penetran al estómago del perro porque, presentes en los hospedantes de espera, superan la pared gástrica entrando en el sistema vascular arterial y emigrando de la aorta abdominal y torácica a la pared del esófago. El parásito, en el punto en que se establece, forma un nódulo de tamaño que varía entre el de una avellana y el de una nuez. Según donde se localiza, el perro puede experimentar dificultades en deglutir o en respirar. Con frecuencia, en la proximidad de estos granulomas de S. Iupi, se han observado tu mores malignos.

Síntomas. Dificultad en deglutir y, por tanto, en ingerir alimentos, adelgazamiento, vómito persistente, respiración acelerada y tos cuando están afectados la tráquea o los bronquios. Puede presentarse una anemia gravísima y muerte imprevista en el caso de rotura de la aorta.

Diagnóstico. Puede realizarse fácilmente a través de un análisis de las heces capaz de determinar la presencia de los huevos.

Terapia. Dietilcarbomazina, Disofenol, Ditiazina.

GNATOSTOMIASIS

Es una parasitosis conocida no sólo en el perros sino también en el gato y en otros carnívoros selváticos, en los cuales determina granulomas en el estómago y graves lesiones en dos paredes. Ha sido localizada en lejanos países del Este y es producida por el nemátodo Gnathostoma spinigerum. Los machos tienen una longitud de 1 a 2,5 cm., y las hembras, de 1 a 3 cm.

Las hembras eliminan los huevos que se abren en el agua. Siempre en ambiente acuático, son ingeridos por un crustáceo (Cyclops), el que a su vez padece la ingestión por parte de peces de agua dulce, anfibios o reptiles, en los cuales el parásito se enquista. El ciclo se completa en la ingestión de estos animales parasitados por parte del perro.

Esta parasitosis puede afectar, ocasionalmente, al hombre. Sin embargo, en éste, la localización no se produce en la pared del estómago, sino en la piel.

ANQUILOSTOMIASIS Y UNCINARIOSIS

Son enfermedades parasitarias producidas por diversos nemátodos: Ancylostoma caninum, Uncinaria stenocephala, A. ceylanicum y A. braziliensis. Se trata de parásitos hematófagos que de terminan, en la mucosa del duodeno y del tenue, pequeñas heridas con las consiguientes hemorragias. Estos parásitos están muy difundidos en muchos países, entre los cuales se encuentran algunos del continente europeo.

Ancylostoma caninum. El macho tiene una longitud de 0,9 a 1,5 cm., y la hembra, de 1,5 a 2,1 cm. La hembra puede poner hasta 20.000 huevos, los cuales, en el terreno, se transforman en larvas.

La larva está dotada de una particular resistencia a los agentes externos. Llega al perro por vía oral o, más frecuentemente, por vía cutánea. De la piel, a través de los vasos hemáticos y linfáticos, llega al lado derecho del corazón y a los pulmones. A través de los bronquios, tráquea, faringe, esófago, estómago, llega al intestino, donde completa su desarrollo. La infestación por vía oral prevé el pasaje de la larva a través de la mucosa gástrica y entérica a los vasos hemáticos y linfáticos, llegando al corazón, pulmón, tráquea, esófago, estómago y, por último, al intestino. Como ya se ha dicho, los cachorros pueden infestarse durante la vida endouterina (vía transplantaria) por el pasaje de formas larvales infecciosas de la madre al feto, o en el período de lactancia (vía transmamaria), por la presencia en el calostro (primera leche producida después del parto) de larvas infectabas.

Tratamientos hormonales o condiciones de stress pueden determinar, en la perra, la liberación de larvas dormidas (presentes en los tejidos y que son el resultado de anteriores contagios) capaces de determinar la enfermedad.

Uncinaria stenocephala. El macho mide de 0,5 a 1,0 cm., y la hembra, de 0,7 a 1,3 cm. Ambos parasitan el intestino delgado del perro y de otros carnívoros. El cielo biológico, similar al de la A. caninum, se diferencia en la forma de contagio. La U stenocephala se propaga, efectivamente, de manera preferente por vía oral, más que a través de la piel.

Ancylostoma ceylanicum. Parásito más difundido en los carnívoros selváticos de Asia y algunas regiones de América, que en los perros.

Ancylostoma brasiliensis. Es un parásito cuya presencia se ha indicado en Iberoamérica y en Africa Meridional.

Síntomas. El perro se cansa con facilidad, sobre todo cuando es cachorro. Se presenta una dermatitis en el período de propagación de las larvas por la piel. Aparición de linfoadenitis, enteritis con presencia de sangre, anemia progresiva grave, mala absorción, que puede llevar a un rápido adelgazamiento y a la muerte de los ejemplares que no son oportunamente curados.

Diagnóstico. Puede realizarse fácilmente a través de un análisis coprológico.

Terapia. Prevé el uso de tetracloruro de carbono, pipirrana y tetracloretileno. A continuación debe realizarse una terapia reconstituyente por el daño causado por los parásitos. Se emplearán vitaminas del grupo B, reconstituyentes, desintoxicantes, antianémicos.

Profilaxis. Resulta de fundamental importancia realizar el control coprológico (de las heces) periódico en todos los perros, pero de manera particular en los cachorros, en las hembras en gestación y en los perros recién llegados. Además, es imprescindible la limpieza diaria de las jaulas de recuperación con agua caliente y formol al 5 por 100, y la eliminación de aquéllas de las heces de los perros infectados.

La desinfección de los ambientes externos realizará con borato de sodio en una solución ahuesa al 1 por 100. El significado de una serie de profilaxis se encuentra, no sólo en el hecho de preservar la salud de nuestro perro, sino también reducir el riesgo para el hombre de contraer una dermatitis de emigración percutánea de las larvas de A. caninum, denominada de Larva migranscutánea .

ESTRONGILOIDOSIS

Es una enfermedad producida por el nemátodo Strongyloides stercolaris, difundida en muchos países, que afecta al intestino delgado del perro. Los parásitos adultos hembra producen los huevos, los que, en ambiente intestinal, se abren, originando larvas rhabditiformes que son expulsadas con las heces. En el ambiente exterior, las larvas rhabditiformes pueden convertirse en larvas filariformes infectadas (capaces de contagiar), o incluso, separarse en machos y hembras por tanto, capaces de producir huevos que como consecuencia de transformaciones, también dan origen a larvas filariformes infecciosas. Su emigración es similar a la que se produce en el caso de los anquilostomas.

Síntomas. Anorexia, tos leve, conjuntivitis en los cachorros, diarrea con presencia de sangre.

Diagnóstico. El análisis coprológico permite establecer la presencia de larvas en las heces.

Terapia. Ditiazina, Tiabendazol (20mg. por cada kg. de peso en dosis única, a repetir después de veinte días).

Profilaxis. En ambientes donde existe una alta difusión de la enfermedad es conveniente someter al perro a tratamientos ahorrativos de prevención. Algunos autores sostienen que la estrongiloidosis es peligrosa para el hombre, en cambio otros sostienen que los embriones caninos de este parásito tienen un escaso poder patógeno para los seres humanos.

ASCARIDIASIS

Es una enfermedad cosmopolita, frecuente incluso en algunos países de Europa. Particularmente mareada en los cachorros y en los perros en joven edad, se debe a dos nemátodos: Toxocara canis y Toxascaris leonina, a los cuales puede agregarse el ascárido del gato, Toxocara cati. Estos viven en la fase adulta en el intestino delgado del perro, y tienen una longitud emprendida entre los 4 y los 18 cm., los primeros, y de 2 a 10 cm., los segundos.

Ciclo biológico del Toxocara canis. Los machos y hembras presentes en el intestino del perro miden de 5 a 18 cm. Las hembras ponen los huevos, que son eliminados con las heces. Estos huevos en ambiente externo maduran, transformándose en larvas infectadas. Estas, si son ingeridas por el perro y otros cánidos selváticos, se liberan de su envoltura y pasan del intestino, hígado, pulmón, tráquea, esófago, estómago y, por último, al intestino, donde, a través de algunas transformaciones, se llega a la formación de gusanos adultos, sexualmente maduros. Esto se lleva a cabo, normalmente, en perros muy jóvenes.

La emigración, denominada somática, está determinada por la deslocación de larvas ascarídicas en diversos órganos del perro como músculos, hígado, riñón, cerebro. Esta circunstancia se da con mayor frecuencia en los perros adultos. Esto es muy importante para explicar cómo en las perras la localización larval somática está en condiciones de infestar, antes del nacimiento, al feto en el útero. Existe, efectivamente, por estímulos hormonales, un pasaje de larvas de la perra al feto. Después del nacimiento del cachorro, la larva que se había localizado en el hígado durante la vida fetal evoluciona, pasando al pulmón, tráquea, estómago, para después dar origen al gusano adulto en el intestino del cachorro. Una tercera posibilidad de contagio está determinada por la ingestión, por parte del cachorro, de larvas con la leche. Esto se debe al hecho de que la perra puede infestarse por vía oral durante la gestación o en la fase del parto. La ingestión de huevos embrionados puede afectar no sólo al perro y otros cánidos, sino también a los hospedantes no habituales, como ratones, ratas, cobayas, conejos, pollos, cerdos, ovejas, cabras, vacas e, incluso, el hombre. los propios animales (comprendido el hombre) pueden ingerir carnes o vísceras de hospedantes no habituales, conteniendo larvas dormidas. Las larvas, libradas de los huevos embrionados, realizan una emigración enterohepatopulmonar somática, con la distribución en diversos órganos y aparatos (hígado, pulmones, ojo, musculatura, riñones, etcétera.

Ciclo biológico del Toxascaris leonina. Las hembras producen huevos que llegan a la maduración en ambiente exterior. El perro o los cánidos pueden ingerir los huevos que liberan las larvas, que permanecen en la mucosa y la submucosa intestinal durante un período de nueve o diez días, para volver después al intestino, donde continúan su maduración hasta la formación de parásitos adultos.

Sin embargo, también puede producirse una infección de los nódulos linfáticos intestinales, del bazo, del hígado, del pulmón, etc., pero por lo general la migración no es muy extensa. El perro puede contagiarse, incluso, ingiriendo carnes o vísceras (a menudo de ratón) que contienen larvas dormidas en la tercera etapa, las cuales, llegadas al intestino, se modifican hasta convertirse en parásitos adultos sexualmente maduros, con una longitud comprendida entre los 2 y los 10 cm.

Síntomas. En los perros jóvenes y muy jóvenes parasitados por vía transplacentaria y transmamaria son evidentes, por la presencia de parásitos adultos en el intestino (macroascaridosis), pérdida de apetito, vómito y diarrea, debido a una reducida actividad peristáltica, depresión del estado general, dilatación del abdomen. En los casos menos graves, el vómito y la enteritis son recurrentes. Los síntomas debidos a la emigración de las larvas a los diversos órganos (microascaridosis) no siempre son claros. Pueden evidenciarse estados de sufrimiento por parte de los órganos parasitados debido al efecto traumatizante de las larvas emigradas.

Diagnóstico. En los cachorros infectados por vía transplacentaria o transmamaria es posible un análisis coprológico positivo después de tres a seis semanas del nacimiento. En los ejemplares adultos, donde el examen coprológico resulte positivo, el diagnóstico es casi seguro. En los perros afectados de microascaridiosis, en cambio, el diagnóstico no es fácil.

Terapia. Derivados de piperazina en una dosis de 100 a 200 mg. por cada kg. de peso vivo, o, según otros autores, de 200 a 400 mg. en un día a repetir después de veinte días, en las macroascaridosis

Profilaxis. Control coprológico en el perro. Tratamiento de la perra antes y después del parto. Si fuera posible, eliminando las larvas somáticas en la perra, se resolverán gran parte de las parasitosis prenatales y neonatales.

El tratamiento de los cachorros nacidos de perras seguramente parasitadas debe realizarse a los 14, 30, 45, 60, 75, 90 días del nacimiento, y repetido cada tres o seis meses. Todos los días deben quitarse las heces y lavar la perrera con agua caliente y solución desinfectante. Es preciso recordar la posibilidad que tiene el hombre de ser afectado por el síndrome denominado de larva emigrante visceral, debido normalmente a la ingestión de larvas de T. cani.

El hombre se contagia, normalmente, ingiriendo huevos embrionados que se encuentran en el medio ambiente externo (terreno, verduras, etcétera). Es necesario, por tanto, observar una higiene muy rigurosa.

PLATELMINTOS

Los platelmintos se dividen en tremátodos y céstodos.

Los tremátodos tienen un cuerpo aplanado con una anchura de Pocos milímetros, y un largo de algunos centímetros.

Son hermafroditas, no segmentados, provistos de aparato digestivo y aparato excretor.

Su ciclo biológico tiene necesidad, para desarrollarse, de uno o más hospedantes intermedios.

DISTOMATOSIS INTESTINAL

De: Troglotrema salmicola

Está producida por un platelminto no segmentado que vive en el intestino del perro, en el del gato y en el de otros carnívoros selváticos. El Troglotrema salmicola, para cumplir su ciclo, tiene necesidad de dos hospedantes intermedios: el caracol y el salmón o la trucha.

De: Alaria alata

También este tremátodo vive en el intestino delgado del perro, del gato y de otros carnívoros selváticos. Los hospedantes intermedios son los anfíbios.

Los céstodos. Están provistos de un cuerpo plano, segmentado, instituido por una cabeza escólex, por el Cuello (elemento de producción de los proglóticos) y por el estróbilo (secuencia de proglótidos de forma rectangular en número variable, según la especie). Cada proglótida es formada por genitales masculinos y femenina En los céstodos el mecanismo de alimentación base de glúcidos, prótidos, minerales y vitaminas hidrosolubles, se lleva a cabo a través de la superficie corporal. La parasitosis intestinal producida por los céstodos recibe el nombre de teniasis.

TENIASIS

Taenia pisiformis. Tiene como hospedante intermedio al conejo o la liebre, los que se infectan; ingiriendo hierbas o heno contaminado por huevos de tenia (oncosferas). Las oncosferas, después de llegar al hospedante (conejo), se encierran pasando del sistema portal al hígado, para después llegar a la cavidad abdominal, desarrollándose como larvas cisticercos (Cysticercus pisiformis). El perro, hospedante definitivo, se infecta comiendo vísceras de conejo o liebre parasitados de cisticercos. Parece ser que los perros de caza son más frecuentemente parasitados. La Taenia pisiformis tiene una longitud de 0,5 a 2 metros, y se localiza en el intestino delgado.

Teaenia hydatigena. Es un céstodo extendido por toda Europa. Tiene una longitud de 0,75 a 5 metros. Además del perro, el hospedante definitivo puede ser el zorro. Normalmente, los hospedates intermedios son los bóvidos y los suidos, los que se contagian en los pastizales donde existen huevos de T. hydatigena. En los hospedantes intermedios, del estadio larval toma el nombre cisticerco (Cysticercus tenicollis). Este puede localizarse en la cavidad abdominal, en la serosa del peritoneo o en la superficie del hígado.

El perro se infecta comiendo restos de la matanza que contienen larvas de cisticerco.

Echinococcus granulosus. Es un parásito céstodo, difundido en casi todas las regiones de la Tierra. Vive en el perro, coyote, dingo, chacal y lobo, como hospedantes definitivos, alcanzando una longitud de 0,3 a 0,7 cm. El hospedante intermedio, comprendido el hombre, pueden ser los ovinos, bóvidos, suidos, équidos y varios mamíferos domésticos. En ellos, la forma larval o quistes hidatígenos, se localiza en los pulmones, hígado, cerebro, instituyendo una amenaza para su salud. El perro se contagia ingiriendo órganos que contienen quistes hidatígenos. Hay una mayor incidencia en los perros de pastor, donde se evidencia una enteritis catarral. El diagnóstico del laboratorio, aplicado especialmente al hombre (hospedan e intermedio) sospechoso de hidatidosis, está basado en métodos serológicos e instrumentales. Las primeras son la intradermoreacción de Casoni, la reacción de fijación del complemento, la aglutinación del látex, hemoaglutinación indirecta (IHA), el test Elisa y la inmunofluorescencia. Las segundas consisten en los exámenes radiográficos, ecotomográficos, etcétera.

Terapia. La terapia capaz de eliminar la Echinoocus granulosus del intestino del perro está basada en el uso de bromhidrato de arecolina o de mebendazol.

Profilaxis. Debe procederse a la realización de una educación sanitaria en las zonas de mayor incidencia. Es preciso destruir las vísceras de bóvidos y ovinos infectados de quistes hidatígenos, desinfección de los perros y reducción de los animales vagabundos.

Tenia taeniaeformis. Céstodo del intestino del perro y del gato. Tiene una longitud emprendida entre los 15 y los 16 cm. Hospedantes intermediarios son los pequeños roedores (ratones, ratas, etc.).

Dipylidium caninum. Está considerado como un parásito cosmopolita que se encuentra comúnmente en el intestino del perro. Este céstodo tiene una longitud media de 20 cm. El hospedante intermedio es la pulga Ctenocephalides canis, C. felis. Pylux irritans, etc., y a veces el piojo. La pulga en esta larva ingiere los huevos del D. Caninum, que se desarrollan en cisticercoides. La infectación del perro se produce a través de la ingestión de la pulga parasitada. El perro infectado por D. caninum presenta, a menudo, picazón anal. En las heces del perro parasitado no siempre pueden evidenciarse los proglótidos.

Diphyllobothrium latum. Es un parásito que alcanza, en el intestino del perro, del hombre, gato y cerdo, los 8 m. de longitud. Está difundido, sobre todo, en las regiones lacustres de Europa septentrional. Los hospedantes intermedios son crustáceos de agua dulce (Cyclops strenuus, Diaptomus gracilis) que ingieren el coracidium que se ha librado del huevo. Peces como el lucio, la trucha, anguila, perca, etc., ingieren los crustáceos donde el coracidium se ha desarrollado en larva procercoide. Después, en el pez, esta larva se transforma en larva plerocercoide con localización en el hígado y los músculos del propio pez. Perro, hombre, gato, etc. se infectan ingiriendo carne de pescado parasitado, cruda o no suficientemente cocida. El parásito determina, en el perro como en el hombre, una acción degradante, además de tóxica. El diagnóstico puede realizarse a través de un análisis de las heces, que pone en evidencia huevos encerrados en quistes. El examen clínico determina adelgazamiento, anemia, a veces graves, a causa de la absorción masiva de elementos nutritivos y vitamina B, que realiza el céstodo.

Síntomas de la teniasis. Los síntomas, en el perro afectado de teniasis, son, con frecuencia, poco evidentes. En el curso de una grave infección se pueden observar: diarrea, a causa de la enteritis catarral, con presencia de sangre; aumento de la sensibilidad y de la excitabilidad, anemia, adelgazamiento y, en los casos graves, andar vacilante y picazón anal.

Diagnóstico de la teniasis. El diagnóstico no siempre es fácil y se basa en la individualización de huevos en las heces, o de proglotis en las mismas o en la zona perianal del perro.

Terapia en la teniasis. Prevé el uso de bromhidrato de arecolina, derivados fenólicos, mebendazol, praziquantel, niclosamide, clorhidrato de bunamide.

Profilaxis en la teniasis. Eliminación de los céstodos en los perros parasitados. Destrucción de las formas larvales en los hospedantes intermedios. Recogida y destrucción de las heces del perro. Estrecho control alimenticio del perro.

PARASITOS DEL HIGADO

CAIPILARIOSIS HEPATICA

Es una parasitosis debida al nemátodo Capillarina hepática, que se encuentra como parásito adulto en el hígado de perros, ratas, ratones y lepóridos. Los huevos llegan al ambiente externo, volviéndose infectivos a través de la ingestión de animales contaminados.

PARASITOS DEL SISTEMA URINARIO

DIOCTOFIMOSIS

El Dioctophyma renale está considerado como el más grande de los nemátodos parásitos. Se ha descrito en el perro, en los carnívoros selváticos, ocasionalmente, en el cerdo, caballo, bóvidos y hombre. El macho tiene una longitud de 15 a 20 cm., y la hembra, de 20 a 100 cm. Estos viven normalmente en la pelvis renal, en los uréteres y en la vejiga, aunque a veces pueden encontrarse en la cavidad peritoneal.

Ciclo biológico. Los huevos producidos por la hembra pasan a la orina y son, sucesivamente, expulsados en ambiente hídrico donde sufren modificaciones. Aquí se cierran, después de haber sido ingeridos por un hospedante intermedio (Lumbriculus variegatus). El hospedante definitivo se infecta ingiriendo el anélido (L. varientus) infectado o uno de sus depredadores (peces, ranas). La larva, una vez que ha llegado, de este modo, al intestino del perro o de otro hospedante definitivo, supera la barrera intestinal y se localiza en la pelvis renal, donde, como consecuencia del acoplamiento, se tendrá la producción huevos.

Síntomas. Presencia de sangre en la orina (hematuria), adelgazamiento y cólicos a causa de destrucción del parénquima renal.

Diagnóstico. Cuando el parásito está en sede renal pueden encontrarse huevos en la orina.

Profilaxis. No permitir que el perro se alimente con peces de agua dulce si antes no se han cocido suficientemente.

CAPILARIOSIS VESICAL

Es una enfermedad parasitaria también presenta en algunos países europeos y que se debe al nemátodo Capillaria plica, que vive adherido a la pared de la vejiga del perro y de otros carnívoros selváticos. El parásito tiene una longitud de 1,3 a 4 cm., en los machos, y de 3 a 6 cm. en las hembras. El ciclo biológico tiene necesidad para completarse de un hospedante intermedio (lombrices).

Síntomas. Los síntomas de la capilariosis vesical están dados por una grave inflamación de la vejiga, que comporta expulsión de sangre con orina.

Diagnóstico. Es posible llevarlo a cabo buscando los huevos en la orina.

DIPETALONEMASIS PERINEAL

El Dipetalonema reconditum es un gusano que parasita el tejido perirrenal y, a veces, el subcutáneo del perro. Las hembras adultas liberan microfilarias en la sangre. Las pulgas y las garrapatas actúan como transmisores.

PARASITOS DEL SISTEMA RESPIRATORIO

CAPILARIOSIS

Se trata de una parasitosis debida al nemátodo Capillaria aerophila, que se localiza a lo largo de la tráquea y en los bronquios del perro, del gato y de otros animales carnívoros selváticos. El macho mide 1,2 a 2,5 cm., y la hembra, de 2 a 4 cm. El perro se infecta ingiriendo huevos maduros.

Síntomas. Goteo nasal, tos muy frecuente.

Diagnóstico. El análisis de las heces y el examen microscópico de la mucosidad pueden poner en evidencia los huevos de C. aerophila.

BRONQUITIS Y BRONCONEUMONIAS PARASITARIAS

Enfermedad parasitaria que se debe al nemátodo Filaroides osleri, que en el estado de parásito adulto se encuentra adherido a la tráquea y a los bronquios del perro.

Síntomas. En los casos leves no hay síntomas, pero en los casos de infección más grave, la tos es persistente y hay presencia de disnea.

Diagnóstico. Hay presencia de huevos embrionados y de larvas en las heces, en las expectoraciones y en la mucosidad presente en la tráquea.

Terapia. Piperazina, clorhidrato de emetina, fuadina y hetrazán.

PARASITOSIS PULMONAR

Se debe a los platelmintos de la clase de los tremátodos, difundidos en países asiáticos, africanos y americanos.

Los más importantes son: Paragonimus Kellicotti, P. Ohirai, P. westermannii.

Su ciclo biológico tiene necesidad, para completarse, de un primer hospedante intermedio, constituido por moluscos, y un segundo hospedante representado por cangrejos de río.

Perros, gatos, carnívoros selváticos y el hombre se infectan ingiriendo crustáceos contaminados. En estado adulto, el parásito vive en los bronquios.

Síntomas. A menudo no existen, o puede haber tos catarral, ausencia de temperatura.

Diagnóstico. Huevos en la mucosidad traqueal y en la saliva, además de haberlos en las heces. Con frecuencia, la parasitosis es detectada en examen necroscópico.

Terapia. Clorhidrato de emetina o Prontosil.

LINGUATULOSIS

Está considerada como una parasitosis difundida por todo el mundo y producida por un artrópodo, Linguatula serrata, que se distingue por el color y la longitud, según el sexo. Este parásito vive en las cavidades nasales y en los senos frontales del perro. El ciclo biológico tiene necesidad, para completarse, de hospedantes intermedios (rumiantes) donde las larvas, libres de los huevos, se convierten en larvas terciarias infecciosas para el perro.

Síntomas. Estornudos debidos a la rinitis, goteo nasal con sangre y sinusitis crónica.

Terapia. Quirúrgica, con el fin de quitar los parásitos.

PARASITOS CARDIOVASCULARES

DIROFILARIOSIS HEMATICA

Es una parasitosis producida por un nemátodo filiforme, la Dirofilaria immitis, difundida en Europa meridional y muchos países del mundo. Los parásitos adultos (machos, con una longitud de 12 a 18 cm., y las hembras, de 25 a 30 cm.) viven en el corazón derecho, en la arteria pulmonar y en la vena cava del perro. Ejemplares erráticos de nemátodos adultos pueden encontrarse en los bronquios, pulmones, cavidad peritoneal, los ojos, etc. Las hembras, ovovivíparas, dan a luz microfilarias que viven en la sangre (hematófilas) en una forma ciclícaca casi nocturna. El período que transcurre entre las 20 y las 24 horas es el momento de máxima presencia de microfilarias en la sangre periférica, y de las 8 a las 12 horas constituye el período de máxima acumulación microfilaria en los pulmones. Para completar su desarrollo, las microfilarias tienen necesidad de hospedantes intermedios como los mosquitos (Culex, Aedes y Anopheles), donde las microfilarias mutan hasta convertirse en larvas infectadas. En estas condiciones, cuando el perro es picado por mosquitos que tienen larvas infectabas, en el plazo de algunos meses, se desarrollan en el corazón derecho y en la arteria pulmonar, los nemátodos adultos. Para los fetos existe la posibilidad de ser infectados por vía trasplacentaria, por microfilarias que pasan de la madre al feto.

Síntomas. Son varios, según el grado de infección. Puede haber debilidad, adelgazamiento, anemia, facilidad a los colapsos, respiración acelerada, tos, edema pulmonar, estasis venosa, Cistitis.

Diagnóstico. Está basado en la individualización de microfilarias en la sangre periférica, a través de métodos de laboratorio, que utilizan sangre fresca convertida en no coagulable y hemoliza por medio de coloraciones especiales. Las microfilarias de la D. immitis pueden ser distintas de las del Dipetalonema reconditum, porque las primeras son más largas, presentan la cabeza afilada y la cola recta.

Terapia. La terapia no es fácil. Contra los parásitos adultos: Tiacetarsamida, Arsenamida. Con las microfilarias: Piperazina. Ditiazina y sales antimonio.

Profilaxis. Lucha contra los mosquitos, empleo de fármacos antifiláricos.

ANGIOSTRONGILOSIS

Es una parasitosis que se ha señalado en el sur de Francia, debida al nemátodo Angiostrongylus vasorum, teniendo el macho una longitud de 1,5 a 1,8 cm., y la hembra, de 1,8 a 2,5 cm. Estos parásitos viven en el corazón derecho y en la arteria pulmonar del perro. Las hembras producen huevos que liberan en la fina red capilar de los pulmones, unas larvas que pasan al alveolo, sucesivamente, a los bronquios, tráquea, esófago, estómago, intestino. En ambiente exterior, la larva tiene necesidad de hospedantes intermedios, constituidos por moluscos gasterópodos, donde se desarrolla. El perro se infecta ingiriendo los moluscos parasitados.

Síntomas. Con frecuencia no son evidentes, en cambio a veces, hay dificultades respiratorias, anemia.

Terapia. Fuadina, Hetrazán, etc.

PARASITOS DEL SISTEMA NERVIOSO

ANGIOSTRONGILOSIS

Angiostrongylus cantonensis pertenece a la clase de los nemátodos y determina, en el perro, trastornos nerviosos graves por su localización en el sistema nervioso central. El ciclo biológico necesita moluscos.

PARASITOS DEL OJO

DRACUNCULOSIS

Es una parasitosis debida al nemátodo Thelazia gulosa, que se localiza en el saco conjuntival, debajo del tercer párpado, en la conjuntiva y en los puntos secretores de las glándulas lacrimales del perro.

Síntomas. Conjuntivitis que puede convertirse en queratitis ulcerosa.

Terapia. Localmente, puede emplearse citrato de piperazina.

PARASITOS DEL TEJIDO SUBCUTANEO

DIROFILARIOSIS SUBCUTANEA

Es una enfermedad parasitaria que se presenta, con cierta frecuencia, en Italia. Se debe a la DirofIlaria repens, nematodo que, de adulto, se localiza en el tejido subcutáneo del perro y del gato. Las microfilarias, dejadas en libertad por la hembra adulta, están presentes en la sangre, durante la noche. Normalmente, el hospedante intermedio es un díptero hematófago (Aedes, Anopheles, etc.) que también actúa como transmisor, ya que en él, las microfilarias se vuelven infecciosas.

Síntomas. Con frecuencia, la dirofilariosis no presenta síntomas, a veces aparecen lesiones eccematosas en la piel.

Diagnóstico. Determinación de la microfilarias en la sangre.

Terapia. Antimoniato de metilglucamina.

Profilaxis. Consiste, principalmente, en una lucha radical contra los mosquitos.

DIPETALONEMIASIS

El Dipetalonema grassii es un parásito que vive en el tejido subcutáneo y es transmitido por las garrapatas. La hembra elimina microfilarias en el torrente circulatorio.

El Dipetalonema reconditum, ya descrito entre los parásitos del sistema urinario, puede parasitar en el tejido subcutáneo del perro sin llegar a ser patógeno. Las microfilarias que liberan las hembras pueden confundirse con las microfilarias de la Diroflaria immites.

ECTOPARASITOS

Las dermopatías parasitarias tienen una notable importancia en la patología del perro. A menudo se trata de enfermedades de fácil difusión entre perro y perro (algunas veces pueden también afectar al hombre), y el daño que causan puede ir desde una leve irritación cutánea hasta la muerte. Los dermoparásitos pueden ser tanto antrópodos como hongos.

ARTROPODOS ECTOPARASITOS

PULGAS O AFANIPTEROS

Son insectos ectoparásitos hematófagos (se alimentan de sangre) que afectan a muchas especies animales. Se encuentran, más fácilmente, localizados en el cuello, dorso, lomo y en la base de la cola. Las pulgas del perro (Ctenocephalides canis, hospedante intermedio del Dipylidium caninum) pueden pasar al gato y viceversa, las del gato (Ctenocephalides felis felis) parasitan al perro. Ambas pueden, incluso, parasitar al hombre. Tienen el cuerpo aplanado lateralmente, con una longitud de 1 a 4 mm., aparato bucal punzante chupador y tres pares de patas.

Los perros, normalmente, son parasitados por las pulgas del gato.

Síntomas. Las pulgas causan picazón e irritación al arrastrarse sobre la piel para realizar la sustracción de sangre. Producen dermatitis exudativa sobre la línea dorsal y en la base de la cola. Además es conocida una dermatitis alérgica, producida por las pulgas y determinada por la saliva del parásito que causa reacciones cutáneas, a veces, muy extendidas.

Diagnóstico. Las pulgas eliminan heces compuestas por sangre seca que se detectan fácilmente a simple vista. Estos detritus si se recogen y colocan sobre un trozo de papel blanco húmedo, determinan la aparición de manchas de sangre. El diagnóstico no es fácil si no se ven directamente las pulgas.

Terapia. Rotenona en polvo, Clordano. En los casos de hipersensibilidad se requiere el empleo de corticosteroides y antiistamínicos.

Proflaxis. Los collares y polvos antipulgas permiten un control de los parásitos, pero, a menudo, no son suficientes para eliminarlos. La terapia específica debe realizarse no sólo en el perro, sino también en el gato de la casa, que puede constituir una reserva de pulgas. También resulta importante proceder a la desinfección del ambiente, de la perrera y de los otros lugares donde habitualmente se echa el perro.

PIOJOS

Se trata de insectos provistos de aparato bucal capaz de succionar la sangre a través de la piel como en el caso de Linognatus piliferus, determinando graves irritaciones o incluso, como en los Mallophaga, que provocan, a través de un acción devastadora sobre los pelos y dañina sobre la piel, picazón y descamación epidérmica. Se consideran parásitos incapaces de vivir alejados de su hospedante. El paso de un perro a otro se produce por contacto directo o a través de peines, cepillos, etc.

Las hembras de los anopluros ponen huevos que se adhieren a los pelos y que, en el espacio de dos o tres semanas, originan insectos adultos. Las hembras de los Mallopahga ponen huevos que permanecen adheridos a los pelos, pero de los cuales, en pocos días, sale una larva similar a un insecto adulto. El Trichodectes canis (considerado como hospedante intermedio para el Dipylidium caninum) pertenece a los Mallophaga y se localiza, preferiblemente, en el cuello, la cabeza y las orejas.

Síntomas. Varían según el grado de infección. Generalmente, consisten en picazón, caída del pelo, descamación epidérmica, abrasiones inducidas y, en los cachorros, estado de anemia.

Diagnóstico. Un atento examen del pelaje y de la piel permite establecer la presencia de piojos.

Terapia. En los casos de infección grave, tricotomía e irrigación o baños con líquidos parasiticidas.

Profilaxis. Periódica desinfección de cepillos, peines, perreras, boxes, etc.

MIASIS CUTANEA

Está determinada por la presencia de diversos tipos de dípteros (Calliphoridae, Sarcophagidae y Muscidae), los cuales ponen huevos que originan larvas en las heridas de la piel, en las puntas de las orejas o en las proximidades de aperturas naturales (ano, vagina, boca, meato auditivo, etc.).

Diagnóstico. El diagnóstico, no siempre fácil, se realiza con la individualización de las larvas.

Terapia. Tricotomía, lavados con organofosfóricos y, para algunos tipos de dípteros, es necesario proceder a la remoción quirúrgica de sus larvas.

ACARIOSIS

Demodicosis o sarna roja. Es una gravísima parasitosis, determinada por el Demodex canis, que se localiza en el forúnculo pilífero y en las glándulas sebáceas. Algunas razas de pelo liso son afectadas más que otras. Esta es una enfermedad frecuente en los cachorros, ya que parece ser transmitida por la madre durante la lactancia. Sin embargo, intervienen diversos factores que predisponen al perro, como carencias vitamínicas y minerales, parasitosis intestinales, herencia, insuficiente mecanismo hereditario, etc.

La incidencia de esta enfermedad, generalmente, es cada vez mayor en los perros con edades que van de los tres meses al año.

Síntomas. Lamentablemente, con mucha frecuencia no se determina su presencia de manera oportuna, ya que se presenta de diferentes maneras y con análogas características a otras enfermedades de la piel. Puede haber ausencia casi total de picazón. Se distingue una forma localizada que se caracteriza por áreas parcial o totalmente alopécicas, irritadas, con un diámetro de 1 cm., que pueden localizarse en los arcos orbitales, la frente, cola y en las puntas de las extremidades anteriores. Esta forma puede curarse espontáneamente. La forma eccematosa, que es la evolución de la forma localizada, se debe a un notable espesamiento de la piel y presencia de costra, seborrea, pústulas. Los linfonódulos explorables han aumentado su volumen. La forma eccematosa, a veces, se convierte en causa de muerte para el perro muy gravemente afectado, debido a las complicaciones provocadas por los gérmenes de irrupción secundaria.

Diagnóstico. El diagnóstico de la enfermedad se realiza a través de la anámnesis (edad del ejemplar, enfermedad de los padre, etc.), a través del análisis clínico y por medio de la escarificación de las lesiones sospechosas que permite, con el auxilio del microscopio, establecer la presencia del demodex.

Terapia. Champú con sulfuro de selenio que debe permanecer sobre la piel por lo menos de diez a treinta minutos, antes de procederse al enjuague. Inmediatamente, mojar con solución de Rotenona o ésteres fosfóricos, solos o mezclados con glicol propilénico. Las soluciones con ésteres fosfóricos se emplean cada cuatro o cinco días sobre todo el cuerpo, durante dos semanas y después alternando en el tratamiento medio cuerpo, de cuatro a doce semanas, según la gravedad.

La terapia general prevé el uso de vitaminas, hepatoprotectores, dieta carnívora, y en los casos graves se utilizan antibióticos de acción retardada.

Profilaxis. Los perros enfermos no constituyen peligro de contagio para los sanos. Sin embargo es una buena norma separar los unos de los otros y proceder a la desinfección de los locales. No existe ningún peligro de que el parásito contagie al hombre.

Sarna sarcóptica. Se debe a un ácaro Sarcoptes scabiei, variedad canis, que se localiza en el estrato cóneo de la epidermis, excavando galerías donde deposita los huevos. Inicialmente, las zonas afectadas son las de la cabeza, extendiéndose después, la enfermedad, a todo el cuerpo. A diferencia de la sarna roja, sarna sarcóptica se observa tanto en perros de pelo largo como de pelo corto, independiente mente de su edad.

Síntomas. Prurito intenso continuo, a veces doloroso, localizado inicialmente en el cuello, axilas, cabeza y, sucesivamente, se extiende a las otras partes del cuerpo. El perro, debido al prurito, puede provocarse lesiones que son causa de infecciones bacterianas secundarias.

La piel del perro afectado se presenta con manchas rojas, pústulas y ampollas, con sucesivo engrosamiento de la piel y pérdida de pelo en cualquier parte del cuerpo, con mayor incidencia en el hocico, orejas, codos y corvejones.

Diagnóstico. Examen microscópico de los exudados cutáneos, ablandados con soluciones de hidrato de potasio que permiten determinar la presencia del Sarcoptes canis.

Terapia. Tricotomía para los ejemplares de pelo largo gravemente parasitados, en los demás casos, champú y soluciones con ésteres fosfóricos, de uso externo, y administración oral de vitaminas y hepatoprotectores.

Profilaxis. La sarna sarcóptica es muy contagiosa. Se transmite con facilidad de perro a perro. Es necesario, por tanto, separar y aislar de inmediato al perro enfermo de los sanos, y proceder a la desinfección de los locales.

El Sarcoptes canis es capaz de afectar incluso al hombre, causando una lesión en la piel de tipo pruriginoso, que tiende a desaparecer en el espacio de pocos días.

Sarna otodéptica. Está determinada por u ácaro, el Otodectes cynotis canis, que se localiza en el meato auditivo externo, causando una grave inflamación del mismo.

Síntomas. Sacudidas frecuentes de la cabeza, a veces otohematoma, presencia, al comienzo del meato auditivo, de un exudado seco de color amarronado, en el cual puede verse, con el otoscopio, la presencia de los ácaros.

Diagnóstico. Determinación de los ácaros en el conducto auricular.

Terapia. Benzoato de bencilo, al 15 por 100, en alcohol isopropiónico, eventualmente asociado a un antibiótico de uso local en los lugares donde se ha ampliado la inflamación.

TROMBIDIOSIS O ERITEMA OTOÑAL

La Trombicula autumnalis es un parásito que vive entre muchos vegetales. Puede parasitar a muchos animales domésticos, entre los cuales se encuentra el perro, determinando una inflamación de la dermis de tipo eritematoso.

Síntomas. Prurito cutáneo intenso, localizado en los espacios interdigitales y en el plano interior de los muslos.

Terapia. Tratamiento con sustancias fuertemente acaricidas.

Profilaxis. Aislamiento y tratamiento del ejemplar afectado, lavado y desinfección de los locales. El hombre debe adoptar precauciones ya que es receptivo a esta parasitosis.

INFECCION DE GARRAPATAS

Las garrapatas son parásitos hematófagos que se adhieren a la piel del perro en las más diversas zonas. Normalmente son afectadas la cara interna de los muslos, la base de la cola, el pabellón auricular, la porción dorsal del tórax, etc. Los perros de caza son frecuentemente afectados, pero no deben excluirse a los demás, sobre todo los de pelo largo, donde con mayor facilidad pueden esconderse las garrapatas. Se distinguen las denominadas garrapatas blandas (Argasini), extendidas por Africa, Asia y América, y las garrapatas duras (lxodini), que constituyen un serio problema para los perros en Europa.

Entre los Ixodini recordemos el Ixodes ricinus (el macho tiene una longitud de 1,2 a 2,5 mm., la hembra, en ayunas mide 4 mm., y cuando está llena de sangre puede llegar a los 11 mm.), Ixodes trianguliceps, I. gibbosus, Dermatocentor marginatus (macho, de 5 a 6 mm.; hembra, de 5 a 16 mm.), Rhipicephalus sanguineus (macho, 3 mm.; hembra, 11 mm.).

El ciclo biológico de las garrapatas tiene necesidad, para completarse, de dos o tres hospedantes, comprendido el perro. El daño que causa se debe, sobre todo, a las garrapatas hembra en estado de gestación, que continúan succionando sangre durante una semana más, para abandonar después al hospedante y seguir la postura en el suelo. Las picaduras provocadas sobre la piel del perro, tanto de los machos que se alimentan de manera continua, como de las hembras en estado de gestación, son realmente irritantes y depauperantes. Pueden causar, si es en la proximidad de centros nerviosos (vértebras cervicales), una parálisis y muerte por inoculación de toxinas a través de la saliva. Otras veces, la picadura puede transportar virus, bacterias y parásitos con las consecuencias que ello trae consigo (encefalitis, proplasmosis, tularemia, brucelosis, etc.).

Con más frecuencia, el punto de inoculación se convierte en un módulo purulento.

Diagnóstico. Es fácil, porque se descubren las garrapatas a simple vista.

Terapia. Saneamiento del terreno a través de la quema de hierbas, el arado profundo de la tierra y el empleo de abonos cálcicos. Sobre la piel del perro deben utilizarse, preferiblemente, soluciones líquidas o en polvo de Rotenona y organofosfórados.

HONGOS ECTOPARASITOS

La dermatomicosis son enfermedades de la piel causadas por hongos parásitos que tienen la especialidad de crecer sobre queratina, sustancia córnea de naturaleza proteica que forma parte de la piel. El hongo ataca los folículos pilíferos, la cubierta del pelo y el estrato córneo de la epidermis, determinando la caída del pelo y una descarnación cutánea. El perro es afectado, principalmente, por tres especies de hifas (hongos), que determinan lesiones características sobre la piel, a menudo circulares, con bordes modestamente enrojecidos con tendencia a agrandarse. Normalmente se observan en ejemplares con un sistema humanitario aún deficiente, o momentáneamente debilitado por una mala alimentación, por enfermedades parasitarias, bacterianas, virales, etc. Los ejemplares adultos son, por lo general, más resistentes, por tener más desarrollado el sistema humanitario.

MICROSPORUM Canis

De hecho, vive frecuentemente sobre la capa del gato sin determinar ninguna lesión. También el hombre y el perro pueden ser afectados y, en este último, el M. canis se considera como el responsables del 50 al 70 por 100 de las tricofitosis.

TRICHOPHYTHON Mentagrophytes

Está considerado como el segundo hongo que con mayor frecuencia está presente en la piel del perro. En la Naturaleza se adhiere más fácilmente a la piel de ratas y ratones.

MICROSPORUM Gypseum

Es un hongo que normalmente se encuentra en la tierra, donde vive como saprófito. Sin embargo es capaz de producir tricofitosis en el perro.

Síntomas. Las partes del cuerpo más afectada son la cabeza y las extremidades. El tipo de lesión depende de muchos factores, como la edad la raza del perro y la especie de hongo. Normalmente se evidencian superficies con lesiones redondeadas, donde el pelo es menos tupido o falta por completo, con abundante presencia de caspa, debido a que la descamación cutánea es muy importante.

Diagnóstico. El diagnóstico clínico requiere una cierta experiencia por parte del médico veterinario. Otras veces, también a ojos expertos, la lesión se presenta de manera atípica. Es necesario, entonces, recurrir a la ayuda de investigaciones colaterales. Con la lámpara de Wood, la escarificación cutánea y el sucesivo examen microscópico y de cultivo es posible la determinación del hongo. La lámpara de Wood es una lámpara de rayos ultravioletas que pone en evidencia al M. canis, debido a que adquiere una fluorescencia verduzca, por lo cual, los pelos afectados también se presentan fluorescentes. Por tanto, para ellos es más adecuado el examen microscópico y de cultivo. Estas investigaciones son, necesariamente, utilizadas para la individualización del miceto patógeno, a causa de la presencia, sobre la capa del perro, de muchos hongos saprófitos no patógenos.

Terapia. El fármaco de elección es un antibiótico de uso oral, en dosis de 25 a 40 mg. por kg. al día, durante un período comprendido entre 30 y 45 días, con una dieta abundante en grasas. Para los ejemplares afectados por una forma extendida se aconseja, con el fin de reducir los riesgos de contagio para el hombre, tricotomía completa y sucesivamente, con frecuencia bisemanal, lavados o baños en todo el cuerpo del perro, con solución líquida de iodo orgánico.

Profilaxis. El suministro de antibióticos específicos es lo más adecuado para los ejemplares no afectados de tricoficias, pero que han estado en contacto con ejemplares infectados. La dosis utilizada es de 15 a 30 mg. por kg. de peso al día, durante un período de diez días. Debido a la fácil transmisibilidad de la dermatomicosis, deberán lavarse y desinfectarse los ambientes (boxes, re cintos, etc.) y los instrumentos para el arreglo del pelo, con sustancias a base de iodo.

ENFERMEDADES MICOTICAS

Se trata de enfermedades modestamente contagiosas determinadas por hongos patógenos que, en lugar de permanecer en el suelo, sobre la vegetación, o en sustancias en vía de descomposición como saprófitos, invaden órganos y aparatos de diversos mamíferos, comprendido el perro.

Estas enfermedades surgen, normalmente, por una infección accidental. Afectan, preferiblemente, a perros adultos, ancianos, que presentan un desarrollo clínico crónico, y cachorros en estado de consunción casi total.

Es característica de las infecciones micóticas sistémicas, la aparición de tubérculos agrandados que toman el nombre de lesiones granulo matosas o granulomas. El diagnóstico, para estas enfermedades, no siempre es fácil, pero resulta importante que se realice, no sólo para curar al perro, sino para reducir las posibilidades de contagio en el hombre.

BLASTOMICOSIS

Es una micosis descrita en América latina, causada por el Blastomyces dermatidis. Se observa una forma pulmonar y una cutánea.

Síntomas. Pérdida de peso, debilidad, respiración dificultosa, tos, trastornos de tipo nervioso. Sobre la piel, nódulos, granulomas, abcesos, ulceraciones.

Diagnóstico. Exámenes radiográficos y análisis de laboratorio.

Terapia. Extirpación quirúrgica, o cuando sea posible, utilización de un antibiótico, asociado con vitaminas del grupo B.

HISTOPLASIMOSIS

Es una micosis debida al Histoplasma capsulatum, que parasita el sistema retículoendotelial. Hígado, bazo, glándulas suprarrenales, ganglios y médula ósea que contienen las células del sistema retículoendotelial, están comprendidos en su funcionamiento, por la presencia del hongo.

Síntomas. Pérdida de peso, tos crónica, diarrea, presencia de bultos en el abdomen, determinables por medio de la palpación.

Diagnóstico. Se realiza estableciendo la presencia del microorganismo en el órgano o aparato afectados.

Terapia. Antibióticos específicos.

COCCIDIOMICOSIS

Es una micosis sistemática, causada por el Coccidioides immitis.

Síntomas. De tipo respiratorio, en la fase inicial con afección ósea, en la forma crónica.

Diagnóstico. A través de exámenes radiográfico y análisis de laboratorio.

CRIPTOCOCCOSIS O TORULOSIS

Se debe a un hongo, el Cryptococcus neoformans, que puede afectar diversos sectores del organismo, pero con preferencia se localiza en el sistema nervioso central, en las meninges y en el aparato respiratorio.

Síntomas. Goteo nasal, tos, respiración dificultosa y frecuente, ceguera, descoordinación de los movimientos, síntomas nerviosos relativos a lesiones del sistema nervioso central.

Diagnóstico. Descubrimiento de las células fúngicas.

Terapia. Antibióticos específicos.

NOCARDIOSIS

Es una enfermedad micótica sistémica, que causa lesiones muy similares a las provocadas por la actinomicosis. El hongo expansible es la Nocardia asteroides. Este penetra en el organismo, con mayor frecuencia, a través del aparato respiratorio, pero también como consecuencia de una lesión cutánea, provocando abcesos y granulomas.

Síntomas. Respiración acelerada y dificultosa, tos, inflamación de los nódulos linfáticos y nódulos cutáneos.

Diagnóstico. Análisis de laboratorio que permite aislar al hongo.

Terapia. Como para la actinomicosis.

ENFERMEDADES INFECCIOSAS

El perro está más expuesto a las enfermedades infecciosas (bacterianas, virales, por micoplasmas, etc.) en diversos momentos de su existencia. El primero es el relativo a los comienzos de su vida. El segundo es el que coincide con la caída de la tasa de anticuerpos maternos, que se produce alrededor de la decimosegunda semana de vida, con la consiguiente exposición a enfermedades sistémicas. El tercero es el que desarrolla cuando el perro está ligado a una vida en colectividad en perreras, criaderos, pensiones, etc., con el consiguiente riesgo, muy elevado, para contraer enfermedades respiratorias. El cuarto es el que corresponde a la edad avanzada del perro.

ENFERMEDADES BACTERIANAS

Las bacterias son elementos unicelulares visibles sólo al microscopio. Su tamaño se mide en micras (1 micra = 1/1.000 mm.). Están constituidas por una pared celular o un citoplasma compuesto por el 85 por 100 de agua, de ácidos nucleicos, nucleoproteínas y lípidos. En la Naturaleza viven en la tierra, donde participan en el proceso de biodegradación de las sustancias orgánicas. Algunas bacterias son extremadamente útiles, porque sin ellas no podría hacerse el queso, el pan, el vino, la cerveza, las vitaminas del grupo B, muchísimos antibióticos, etc. En cambio, otras tienen una acción tan dañina, hasta el punto de causar la muerte de hombres y animales. A continuación trataremos enfermedades, más o menos frecuentes en el perro, que tienen un origen bacteriano.

TETANOS

Esta es una enfermedad considerada rara en el perro. El agente responsable es el Clostridium tetani, que puede producir una toxina que a veces es mortal. Sin embargo, aún no se conoce perfectamente el mecanismo a través del cual actúa esta toxina. La hipótesis más probable es la que establece la unión de ésta con lipoproteínas de la médula espinal y con nervios periféricos.

Síntomas. Los síntomas siguen, normalmente, a un hecho traumático, acaecido entre 4 y 10 días antes, que permiten la penetración del germen debajo de la piel. Se produce un descenso del tercer párpado, que llega entonces a cubrir casi completamente los ojos, dificultad para abrir la boca por la contracción de los músculos, difícil deglución, dificultad respiratoria, contracción de los músculos del cuello y el consiguiente giro de la cabeza hacia atrás, cola llevada alta con respecto al dorso. Los espasmos musculares se acentúan con simples ruidos o golpes, incluso leves, en el cuerpo del enfermo.

Diagnóstico. Se basa en la observación de los síntomas clínicos.

Terapia. Consiste en tener al perro en un ambiente oscuro y tranquilo, y en el suministro de elevadas dosis de penicilina por vía parenteral. Se emplea suero antitetánico (10.000 U. I. al día, durante 5 ó 7 das), además de un fármaco neuroplégico para atenuar los espasmos musculares. En el punto de probable penetración del germen se abrirá la herida, se drenará y medicará con agua oxigenada y penicilina.

Proflaxis. Adecuada limpieza y desinfección de las heridas y, si fuera necesario, terapia antibiótica local sobre las mismas o general, acompañada de sueroterapia.

TUBERCULOSIS

La tuberculosis está considerada como una enfermedad rara en el perro. Es determinada en lejano 1817, más de medio siglo antes que descubrieran las causas de la tuberculosis humana.

Los agentes causantes de la tuberculosis canina son el Mycobacterium tuberculosis, responsable de la tuberculosis humana, y, menos frecuentemente, el M. bovis.

Normalmente son afectados por el M. tuberculosis, las vías respiratorias, donde se ha desarrollado la lesión tubercular. La temperatura es intermitente (momentos de fiebre, regularmente distanciados y separados por intervalos de ausencia total de ella) o fluctuante. Sigue adelgazamiento, dificultades respiratorias, tos crónica. En la forma abdominal, los nódulos linfáticos, notablemente agrandados en volumen, pueden detectarse a la palpación.

Diagnóstico. No es fácil, a veces es preciso recurrir a los exámenes radiológicos, de cultivo y microscópicos.

Terapia. Por el peligro que puede constituir para el hombre, un perro tuberculoso debe ser sacrificado.

BRUCELOSIS

La brucelosis en el perro está producida por la Brucella canis, que es la responsable de fenómenos abortígenos, de infertilidad en las perras, de mortalidad infantil, epidemitis e infertilidad en el macho adulto. Desde hace poco tiempo es considerada como una enfermedad que puede constituir un riesgo de contagio para el hombre. El perro adulto se infecta por la ingestión de productos contaminados o con el coito. Los cachorros mueren en el útero, por la localización de las brucelas en las placentas y las perras infectadas constituyen un peligro, no sólo para los otros perros, sino también para el hombre, debido a que eliminan bacterias a través de la orina, durante largos períodos de tiempo.

Síntomas. Aumento de todos los nódulos linfáticos, inflamación del bazo. En la hembra, aborto hacia el 45.° al 50.° día de gestación, a lo cuaI sigue una persistente pérdida vaginal. En el macho, epidemitis, dermatitis del escroto, atrofia de los testículos, más a menudo de uno solo, esterilidad.

Diagnóstico. Se realiza a través de pruebas de aglutinación.

Terapia. Se han utilizado, sin éxito, varios antibióticos para curar a los perros contagiados.

Profilaxis. El control y la eliminación de la brucelosis está fundada en el análisis de sangre (test de aglutinación). Se ha encontrado en los criaderos, una tasa de positividad del 9 por 100 de los ejemplares. En una investigación llevada a cabo en una gran ciudad italiana, la positividad serológica ha sido determinada en el 1,3 por 100 los perros de compañía, y del 2,4 por 100, en los vagabundos.

TULAREMIA

Es una enfermedad producida por la Pasteurellatularensis.

Son más afectados los perros jóvenes o los ejemplares adultos, debilitados o viejos. Resultan importantes para la propagación de la tularemia los ectoparásitos hematófagos (garrapatas, pulgas, etc.) que, a través de sus aparatos picador y succionador, transmiten la infección del animal infectado al sano.

Síntomas. Temperatura subfebril, disminución y, a veces, pérdida total del apetito, presencia de nódulos blancos debajo de la piel que se transforman en abcesos, adelgazamiento, pérdida serosa nasal, y oculoconjuntival.

Diagnóstico. A veces, para formular un diagnóstico, es suficiente que el veterinario disponga de la anámnesis y efectúe una determinación de los síntomas clínicos. Exámenes de cultivos y microscópicos son, sin lugar a dudas, un válido complemento para realizar el diagnóstico.

Terapia. Antibiótica.

Profilaxis. Lucha contra los insectos hematófagos.

SALMONELOSIS

Se debe a innumerables serotipos de salmonelas que causan gravísimas enteritis en los cachorros. En los perros adultos, el desarrollo de la enfermedad se lleva a cabo de manera asintomática moderadamente marcada. El perro se contagia en contacto con otros perros infectados, o a través de alimentos contaminados. Los perros infectados, aunque clínicamente sanos, están considerados por un corto período, como eliminadores de salmonelas, hasta el punto de constituir un peligro, no sólo para los otros perros, sino también para el hombre. Sin embargo, a diferencia de otras especies animales, el perro no se convierte en portador permanente de salmonelas. El germen de la salmonela, normalmente, desarrolla su actividad patológica en el ámbito intestinal, pero no es frecuente su difusión en la sangre (septicemia salmonelar).

Síntomas. Dolor abdominal en los cachorros, e incluso diarrea con catarro y sangre. En los casos leves, modesta fluidificación de las heces. En la septicemia, pérdida de apetito, temperatura elevada, escalofríos, vómitos, postración, muerte.

Diagnóstico. De laboratorio, basada en el aislamiento de la salmonela.

Terapia. Antibiótica con Cloramfenicol, Gentamicina, etc., más una terapia rehidratante para los cachorros.

Profilaxis. Impedir que el perro se alimente con restos crudos de matanza.

ESCHERICHIA COLI

Esta es una bacteria que causa diarrea profusa en los cachorros. Con mucha frecuencia está acompañada de complicaciones virales o bacteriales (salmonela) en el intestino. La Escherichia coli interviene en formas muy graves de septicemia.

PIODERMITIS

Es una infección cutánea de la piel y se produce cuando en el interior de la misma se forma pus. Tanto la piodermitis primaria como secundaria están causadas, en gran parte, por estafilococos hemolíticos (90 por 100), por estreptococos hemolíticos (8 por 100) y el restante 2 por 100 por gérmenes como el Corynebacterium pyogenes y Pseudomonas aeruginosa. Estos gérmenes encuentran un motivo de penetración en la piel (piodermitis primaria) cuando ésta ha perdido su integridad por quemaduras, heridas, irritación por ectoparásitos, acumulación de residuos, pelo enmarañado, eccema húmedo de la piel, compresión por vendas y escayolas, además de hipersensibilidad por contacto en la dermatitis, debido al collar antipulgas. Esta invasión de la piel por parte de los gérmenes arriba citados puede depender de un proceso patológico (piodermitis secundaria).

HERPES

Es la infección superficial de la epidermis que determina la formación de pústulas y ampollas intradérmicas. Esta infección es frecuente en el abdomen y en la ingle de los cachorros, donde se descubren pequeñas pústulas blancuzcas (de 3 a 5 mm.) superficiales, con inflamación de la zona circunscrita.

FOLICULITIS

Se debe a la inflamación inicialmente circunscrita a los folículos pilíferos, pero que luego se extiende a su parte interior, determinando la producción de pus. Se presenta con pápulas enrojecidas, ulceraciones en la nariz o en la ingle. Normalmente, la foliculitis precede a una inflamación más grave.

SEPTICEMIA

Es una grave infección del organismo provocada por la penetración en la sangre de microorganismos provenientes de uno o más focos infecciosos. Esta enfermedad puede estar causada por un gran número de gérmenes: E. Coli, salmonella, pasterella, estreptococo, estafilococo, etc.

Síntomas. Fiebre elevada, respiración y pulso acelerados, pérdida de apetito, depresión de los sistemas sensoriales, muerte.

Diagnóstico. Los análisis de cultivo de los órganos, tejidos, sangre, orina, revelan la presencia del germen patógeno.

Terapia. Antibiótico preciso y de mantenimiento para el perro.

LEPTOSPIROSIS O ENFERMEDAD DE STUTTGART

Es una enfermedad que se debe a diversos serotipos de espiroquetas, aunque en el perro son dos las consideradas importantes.

La Leptospira canicola es responsable de una nefritis intersticial aguda. La Leptospira icterohaemorrhagiae ataca al hígado y determina hemorragias perivasculares de la región gastrointestinal y de los pulmones. El perro se contagia cuando las leptospiras están en condiciones de penetrar a través de la mucosa conjuntiva, nasal, oral, en la zona gastrointestinal e, incluso, a través de la piel, cuando hay heridas. Los orígenes de rata y de perro están consideradas como los medios más frecuentes de transmisión. La leptospirosis es, en la actualidad, una enfermedad peligrosa, incluso para el hombre. Las leptospiras son sensibles a la acción de los rayos solares, al calor y a los desinfectantes, pero viven bien fuera del organismo del hospedante, en ambiente húmedo (agua, alcantarillas, etc.).

Leptospira canícola. En la actualidad se considera como baja a la incidencia de esta enfermedad. Afecta, normalmente, a ejemplares jóvenes que viven en la ciudad. El perro se contagia a través de la ingestión o inhalación de orinas contaminadas de perro. En la sangre se produce la multiplicación y difusión de las leptospiras que, después de cinco o siete días, se localizan en el riñón, haciéndole aumentar notablemente de volumen. A partir de ese momento en adelante, y durante algunas semanas, los orines de los animales afectados eliminan las leptospiras. Los riñones resultan gravemente dañados, e incluso, según algunos autores, también ejemplares cura dos son afectados por una nefritis intersticial crónica.

Síntomas. En la forma leve pueden estar completamente ausentes signos clínicos, o presentarse bajo la forma de un malestar temporal. En la forma grave, la temperatura es elevada, el decaimiento es fuerte, existe congestión conjuntival, intensa sed, vómito, dolor abdominal, diarrea hemorrágica, deshidratación, estado urémico con presencia de úlceras en la cavidad oral, tos, goteo nasal, a veces subictericia o ictericia y disminución de la cantidad de orina que es de color obscuro.

Recientemente se ha demostrado que están en aumento las infecciones de tipo subclínico.

Diagnóstico. En la forma leve no es fácil realizar el diagnóstico. Cuando la leptospira está en la sangre (primera semana) puede determinarse su presencia con análisis de laboratorio que utilizan métodos especiales, debido a las reducidas dimensiones de los microorganismos.

En la forma grave es posible establecer el daño renal ocasionado por las leptospiras, a través de un examen que mide la funcionalidad renal. En efecto, en los ejemplares afectados por la L. canicola se presenta una modesta proteinuria y en el sedimento urinario existen glóbulos rojos, glóbulos blancos y formaciones granulares.

Terapia. Los antibióticos (estreptomicina, penicilina, tetraciclina) pueden eliminar las leptospiras de la sangre y de los riñones. En los ejemplares con vómito debe aplicarse una terapia antihemética: solución glucosada, solución electrolítica de la vena. La diálisis peritoneal es importantísima, sobre todo en los casos en que la funcionalidad del riñón está gravemente comprometida.

Profilaxis. Vacuna de gérmenes muertos, mezclados con presencia, tanto del serotipo canícola, como icterohaemorrhagiae, realizada a los tres meses y repetida después de 15 ó 20 días. En el perro adulto debe repetirse cada 6 ó 12 meses. La necesidad de repetir la vacunación para la leptospirosis cada año o antes se debe al hecho que los antígenos estimulan una inmunidad de corta duración.

Leptospira icterohaemorrhagiae. También esta enfermedad tiene, en la actualidad, una incidencia baja, tal vez debido a los programas de vacunación y al amplio empleo de antibióticos. Sin embargo, cuando se presenta, tiene un desarrollo clínico grave. La penetración de la L. icterohaemorrhagiae en el perro se lleva a cabo, principalmente, a través de los orines de la rata de alcantarilla. El período de presencia en la sangre (leptospiremia) es análogo al de la L. canicola. La L. Icterohaemorrhagiae determina la degeneración y muerte de las células del hígado y, además, una hemorragia de los vasos sanguíneos.

Síntomas. Temperatura elevada, ictericia, vómitos, sed, diarrea con sangre. La muerte puede producirse después de pocas horas del comienzo de la enfermedad, o en el espacio de pocos días.

Diagnóstico. Relativamente fácil en cuanto surge imprevistamente en sujetos jóvenes con ictericia y fiebre. Los análisis de laboratorio son iguales a los utilizados para el diagnóstico de la infección de la L. canicola.

Terapia. La respuesta a la curación está estrechamente unida con el momento de inicio de la terapia, y los resultados son, por tanto, muy variables. La terapia sigue la dirección dada por la L. canicola. En los casos graves deben practicarse transfusiones de sangre, administración de hepatoprotectores, vitaminas.

Profilaxis. Como para la L. canicola.

ESTOMATlTlS GANGRENOSA

Es una infección grave de la mucosa oral, debida a gérmenes del tipo espiroquetas y bacilos fusiformes, normalmente presentes en la boca, pero que desarrollan una actividad patógena en el curso de enfermedades infecciosas, avitaminosis C, en las intoxicaciones, envenenamientos y, general, en todas las enfermedades debilitantes. La enfermedad surge en el cuello de los dientes, como consecuencia de la acumulación de sarro y se extiende a la punta de las raíces del diente, causando periostitis alveolar. Después hay necrosis y ulceración de las encías con la presencia de pseudomembranas.

Terapia. Remoción del sarro, limpieza de la cavidad oral, remoción de los dientes cariados o con principio de caries, lavado con una solución de bicarbonato de sodio al 10 por 100, pinceladas sobre las encías y el cuello con soluciones a base de iodo. Terapia antibiótica sistémica durante 10 ó 20 días. Dieta hiperproteica y aportación de vitaminas.

Profilaxis. Remoción periódica del sarro y eliminación de los dientes flojos. Después de la extracción de un diente debe aplicarse una terapia antibiótica.

ENFERMEDADES POR MICOPLASMAS

Los micoplasmas, muy similares a las bacterias si no fuera por la carencia de la pared celular son, desde hace poco tiempo, considerados como responsables, en el perro, de algunas enfermedades. Tienen un tropismo por la mucosa conjuntival, oral, senos paranasales, donde causa inflamaciones. Los micoplasmas han sido aislados en perros machos poco fecundos y en perros estériles. Además se ha establecido una relación entre la presencia de micoplasmas con abortos y mortalidad neonatal precoz. El examen clínico y los análisis de laboratorio resultan muy difíciles.

Terapia. Los oicoplasmas son muy poco sensibles a un gran número de antibióticos y a las sulfamidas en general. Se emplean antibióticos como la tetraciclina, la eritromicina, la espiramicina.

ENFERMEDADES POR VIRUS

Los virus son agentes infecciosos extremadamente pequeños, miden entre 20 y 30 nm. (nanómetros = millonésimas de milímetro), capaces de parasitar células animales, vegetales o bacterianas. Para completar su ciclo deben reproducirse en células vivas, y por este motivo se denominan parásitos obligados. Su determinación requiere laboratorios especializados donde, con microscopio electrónico y otras técnicas sofisticadas, pueden definirse las características del virus. Son insensibles a los antibióticos y sulfamidas normales que, en cambio, impiden su multiplicación y causan la muerte de un gran número de bacterias. Los virus, a diferencia de las bacterias, están provistos de un solo ácido nucleico.

Como los protozoarios y las bacterias, los virus estimulan al organismo para producir anticuerpos, sustancias encargadas de la defensa de aquél. Cada anticuerpo corresponde a un determinado antígeno (virus, bacteria, etc.), con el cual se combina para hacerlo inocuo.

Después de la penetración del virus en el organismo, que puede producirse de diferentes maneras, como puede ser a través de la mucosa oral, nasofaríngea, de la conjuntiva, de la región respiratoria, del tubo digestivo o por la piel, como consecuencia de hechos traumáticos o portadores (atrópodos), éste incrementa de número a expensas de las células más sensibles. Desde aquí se extiende por el organismos a otras partes del cuerpo, donde continúa su actividad para después, a través de la sangre y de la linfa, llegar a los tejidos de su predilección. Aquí se desarrollan las lesiones que permiten evidenciar las manifestaciones clínicas. Los daños, en los tejidos y órganos, producidos por los virus se deben a la muerte celular (necrosis) o a hechos de proliferación de los tejidos (hiperplasia).

El organismo atacado por virus reacciona produciendo anticuerpos. Esto permite realizar un diagnóstico serológico con métodos especiales de laboratorio. En efecto, es posible medir y confrontar el nivel de anticuerpos presente, después de 15 ó 20 días de la aparición de la enfermedad.

Un aumento del volumen de anticuerpos entre las dos determinaciones, evidencian una infección reciente. La inmunofluorescencia es siempre una técnica serológica que permite identificar el virus en materia proveniente del animal enfermo, aunque éste se encuentre clínicamente sano.

CORONAVIRUS

Es un virus que en el perro determina una infección de la región gastrointestinal, de desarrollo benigno. El virus tiene una incubación de 24 a 96 horas, y presenta una gran contagiosidad, sobre todo en las perreras y en los criaderos. La edad de los animales afectados está comprendida entre las nueve semanas y los diez años de vida.

Síntomas. Modesto decaimiento en ausencia de fiebre (temperatura 38,3 39,2°). Las heces son blandas, fétidas, de color amarillo con presencia de mucosidad y, a veces, de sangre. La mortalidad (porcentaje de los ejemplares afectados) es elevada, tanto en las perreras como en los criaderos, y el desarrollo clínico es variable, según la edad de los ejemplares. Los cachorros pueden llegar a la muerte después de 24 ó 36 horas, si surge una disbacteriosis, pero, normalmente, se curan en 8 ó 10 días. En los perros adultos, el desarrollo clínico es relativamente benigno. Los análisis de sangre ponen en evidencia un número normal de leucocitos.

Lesiones nátomo. Pared intestinal edematosa y hemorrágica, rápido aumento de los nódulos linfáticos, atrovia de los vellos intestinales.

Terapia. Suspensión de la alimentación durante 24 ó 36 horas. Sucesivamente, dieta a base de arroz, queso fresco y caldo de carne cada ocho horas. Soluciones electrolíticas y glucosadas en vena para los ejemplares gravemente afectados. Sustancias astringentes y reparadoras de la mucosa grastrointestinal.

Profilaxis. No existen productos capaces de garantizar la inmunización del perro. Es una buena norma realizar una limpieza de los boxes con agua caliente a presión y emplear desinfectantes a base de cloramina o formalina.

ROTAVIRUS

Es un virus que causa diarrea, tanto en el perro como en el hombre, bóvidos, suidos, monos, etc. Es altamente contagioso para los cachorros de pocas horas o días de vida.

Síntomas. El vómito es escaso. Grave diarrea con la consiguiente deshidratación. La mortalidad de los cachorros va del 5 al 60 por 100.

Lesiones anátomo. Afinamiento de la pared intestinal y atrovia de los vellos.

Terapia. Sintomática, igual a la del coronavirus.

Profilaxis. Como para el coronavirus, no existen vacunas. Es hipotética la creación de vacunas con virus vivos atenuados para suministrar a los cachorros, inmediatamente después del nacimiento, aun antes que hayan ingerido el calostro de la madre.

PARVOVIRUS

El parvovirus es un virus que no sólo ataca al perro, sino también al gato, determinando una gravísima gastroenteritis, provocando aborto y mortalidad neonatal. Se contagian perros de todas las edades, de manera particular los cachorros, entre los cuales se verifica un alto porcentaje de mortalidad, aunque también se dan casos de muerte entre los adultos.

La parvovirosis está considerada como una enfermedad relativamente reciente. Se ha señalado por primera vez en el año 1970. Entre 1976 y 1977 se pone en evidencia la enorme difusión de este virus entre los perros de los Estados Unidos, en 1978 es señalada en Australia y en Holanda

El virus prefiere atacar células en rápido desarrollo, causando gravísimos daños. Esto explica la localización del parvovirus, en los cachorros lactantes, en el músculo cardíaco, que en este período está en rápido crecimiento. El 70 por 100 de los ejemplares afectados se mueren en un plazo de 3 a 8 semanas. En cambio, en los cachorros en destete o destetados, el virus se localiza, preferiblemente, en las células de la mucosa intestinal y, más precisamente, en la base del vello intestinal que en esta edad es sede de una intensa multiplicación celular.

Según algunos autores, la parvovirosis del perro se debería a una mutación del virus causante de la panleucopenia del gato. Son afectados perros adultos, generalmente agotados o muy viejos, sin embargo, los más receptivos son los ejemplares jóvenes o muy jóvenes, en los cuales se asiste a una forma hiperaguda. La penetración del virus se produce a través de la mucosa oral o nasal, a causa de ejemplares que eliminan el virus a través del vómito y las heces. La incubación varía de 5 a 6 días.

Síntomas. Son de tipo gastrointestinal, con alta mortalidad en los cachorros, y una mortalidad variable del 10 al 70 por 100. Hay decaimiento, inapetencia, vómito persistente de tipo biliar. En las primeras 24 48 horas, puede no haber defecación con dolor abdominal y contracción, después de lo cual hay diarrea con heces de color amarillo marrón, con presencia de sangre. Las mucosas explorables están congestionadas. La temperatura es normal o subnormal (39 39,5°), pudiendo, a veces, llegar a los 40 - 41°, aunque después desciende rápidamente. En los ejemplares más jóvenes se produce, en 24 ó 28 horas, shock y espasmos. En los cachorros con miocarditis, la muerte puede ser imprevista o presentarse por dificultades respiratorias, aumento de la frecuencia cardíaca, aumento del pulso y edema pulmonar. La mortalidad es del 70 al 80 por 100. Normalmente, la forma miocárdica y la gastroentérica nunca se dan en el mismo ejemplar.

Análisis de laboratorio. El aislamiento del virus requiere métodos sofisticados, que no son de fácil aplicación en los laboratorios comunes. Con tal finalidad, puede emplearse la microscopia electrónica o a través de la determinación del virus en los tejidos o en las heces, con el método de la inmunofluorescencia.

La extracción de dos muestras de sangre en el plazo de quince días, la una de la otra, puede poner en evidencia eventuales dinámicas de anticuerpos específicos, pero también esta investigación requiere estructuras especiales de laboratorio.

Diagnóstico diferencial. Gastroenteritis alimenticia (esporádica, imprevista, sin temperatura con una evolución benigna), gastroenteritis parasitaria (evolución lenta y desarrollo subagudo, ausencia de vómito, análisis coprológico positivo), gastroenteritis por coronavirus (contagiosa, vómito y diarrea, desarrollo benigno, falta de leucopenia), gastroenteritis por rotavirus (menos contagiosa, desarrollo benigno), leptospirosis (esporádica, hipotermia, ictericia, vómito con olor fétido, diarrea catarral hemorrágica), moquillo en la forma entérica (temperatura elevada, goteo nasal y óculo conjuntival, tos, fotofobia, sequedad de la trufa, complicaciones pulmonares), hepatitis viral (esporádica, total mortalidad en los cachorros, ojo azul), pancreatitis (cólicos fuertes, hiperlepemia).

Lesiones anátomo. Deshidratación de la piel, úlcera en el estómago, edema de la pared intestinal diseminada por pequeñas hemorragias, nódulos linfáticos meseraicos hiperplásticos, placas de Peyer, ampliadas con fenómenos nodulares necróticos, inflamación de la superficie del hígado, etc. En los ejemplares jóvenes, miocarditis con daño en los flancos, hidropericardio y edema pulmonar.

Terapia. Antiheméticos, solución dectrolítica isotónica, solución glucosada, antibióticos de amplio espectro, fármacos de acción antihemorrágica, fármacos capaces de reducir las intrusiones compulsivas del intestino, vitaminas hidro y lipo solubles, aminoácidos, estrato córticosuprarrenal y, eventualmente, cortisona durante un solo día. También se recurre al empleo de fármacos antivirales.

Profilaxis por vacunas. Pueden utilizarse vacunas de cepas felinas inactivas (muerta), atenuada (viva) o vacunas de cepas caninas inactivadas (muerta) o atenuada (viva).

Se ha demostrado la eficación de la vacuna de la panleueopenia del gato. Es una vacunación que se basa en el principio de la inmunidad cruzada, que puede realizarse con virus atenuado (eficaz durante un año, pero peligroso por eventuales mutantes) o con vacuna inactivada. Esta es menos eficaz con respecto a la anterior. Son necesarias dos intervenciones en el cachorro, y debe repetirse una tercera después de seis meses. En el perro adulto se realiza una vacunación anual. También puede realizarse en ejemplares en estado de gestación. Se aconseja realizar la vacunación dos o tres semanas antes del parto, para aumentar la entidad de anticuerpos presentes en el calostro. Según algunos autores, la vacunación con antígenos felinos puede realizarse conjuntamente con la vacunación contra las enfermedades infecciosas más comunes. En los cachorros, la vacunación se realiza en la sexta semana de vida y repetida en la octava. En los cachorros existe un alto riesgo en la segunda semana. En los ejemplares de doce semanas deben realizarse dos vacunaciones separadas, entre 7 y 15 días. Para los ejemplares recién llegados, la vacunación debería realizarse preventivamente, o recurrir a una inyección de refuerzo si ya fue vacunado antes.

Profilaxis ambiental. El virus de la parvovirosis está dotado de una noble resistencia al mundo exterior, pero, sin embargo, resulta sensible a los desinfectantes como el formol, el hipoclorito de sodio y la cloramina.

La higiene de los locales, no sólo debe hacerse con desinfectantes, sino también con una adecuada limpieza a base de agua caliente a presión. Los objetos de escaso valor que se encuentre en estos locales y no pueden desinfectarse fácil mente, deben quemarse para evitar problemas.

ADENOVIRUS

Los adenovirus que afectan al perro se diferencian en CAV 1 y CAV 2, porque son antigénicamente distintos. El primero es responsable de la hepatitis infecciosa del perro, y el segundo, de una enfermedad respiratoria contagiosa.

HEPATITIS INFECCIOSA DEL PERRO O ENFERMEDAD DE RUBARTH

Es una enfermedad viral aguda, extendida por todo el mundo, que afecta al hígado, la estructura linfoide y los endotelios del perro y del zorro, causándoles, con frecuencia, la muerte. En una época, antes de la llegada de la vacunación, la incidencia de esta enfermedad era muy elevada en la población canina, con respecto a lo que es en la actualidad.

La infección se produce por contacto directo o por la saliva entre ejemplares infectados y ejemplares sanos, o incluso a través de la orina o las heces. El perro curado de hepatitis infecciosa puede eliminar el virus a través de la orina, durante más de seis meses. Algunos autores sostienen que el virus de la enfermedad de Rabarth puede transmitirse por vía aerógena. Sin embargo, con mayor frecuencia, el virus penetra por vía oral y se multiplica en las amígdalas, causando su inflamación. La saliva es altamente infecciosa, por lo menos durante una semana después. De las amígdalas, el virus pasa y se multiplica a los nódulos linfáticos y a otras estructuras linfáticas, para después llegar a la sangre y, sucesivamente al hígado y a los riñones.

El virus también puede provocar hemorragias cerebrales. A menudo, el CAV 1 afecta a una parte del ojo, como el iris, el cuerpo ciliar, la túnica úvea. A causa del edema y opacidad de la córnea se hace evidente el denominado ojo azul.

Síntomas. El diagnóstico en las formas subclínicas es difícil, a causa de los síntomas poco marcados, como malestar, modesto ascenso de la temperatura, sin otras manifestaciones aparente. A posteriori, puede aparecer una opacidad corneal que afecta a uno o a los dos ojos, y cuyo desarrollo es benigno.

En las formas más graves, hay, inicialmente, una temperatura de 40 - 45° C, que disminuye después de uno o dos días para subir durante otros cinco o seis. Se evidencian, entonces, inapetencia total, sed, decaimiento grave, a veces vómito y diarrea. Las amígdalas pueden presentarse notablemente aumentadas de volumen, congestionadas y, a veces, hemorrágicas, o también pueden ser normales. Las mucosas se presentan, en ocasiones, pálidas e incluso más marcadas con la presencia de pequeñas hemorragias. Hemorragias de magnitud variable, entre el tamaño de una cabeza de alfiler y una lenteja, se producen sobre la piel.

También se presentan conjuntivitis y fotofobia (miedo a la luz, debido a la inflamación de la conjuntiva). El ojo azul, que afecta normalmente a uno solo, aparece, en el 20 por 100 de los animales, en vías de curación. Este aspecto del ojo, debido al edema de la córnea y a su opacidad, persiste durante dos o tres semanas y tiene a desaparecer en pocos días. Hay dolor abdominal, particularmente marcado en la palpación del flanco derecho, por hepatomegalia. En el mismo animal pueden presentarse, simultáneamente, la hepatitis infecciosa y el moquillo, y/o leptospirosis.

La mortalidad en los ejemplares adultos es del 5 al 10 por 100, pudiendo llegar, en los cachorros, al cien por cien.

Análisis de laboratorio. Aumento del tiempo de coagulación de la sangre, leucopenia en la fase inicial (2.000 3.000 mm3), leucocitosis después de 15 ó 20 días.

En el estadio preagónico hay un aumento de la transaminasis serosas y de la fosfatasis alcalina. En el animal curado es posible un diagnóstico a posteriori, demostrando un aumento de los anticuerpos circulantes, en dos muestras de sangre tomadas a una distancia de quince días.

La demostración, en las células ópticas, de la inclusión en el interior de su núcleo, confirma la presencia del CAV 1.

Diagnóstico diferencial. El diagnóstico tiene en cuenta la modesta afección del aparato respiratorio y de la marcada sintomatología abdominal. En el moquillo hay ausencia de dolor abdominal, marcado goteo nasal y ocular, además de síntomas nerviosos. En la leptospirosis icterohemorrágica hay ausencia de dolor abdominal, brevísima hipertermia, leucocitosis.

Exámenes anátomo. El hígado se presenta con su volumen aumentado, congestionado, a veces recubierto de exudado seroso. El bazo aumenta de volumen. Se producen hemorragias puntiformes que afectan a muchos tejidos como la epidermis, mucosa gástrica intestinal, páncreas, epicardio, endocardio, etc. En los cachorros, el timo es hemorrágico. Los nódulos linfáticos aumentan su volumen y presentan hemorragias.

Terapia. Se realiza un tratamiento sintomático, debido a la inexistencia de una terapia específica. Solución glucosada y electrolítica en vena y, en los casos más graves, transfusión de sangre. Aminoácidos, vitaminas y, eventualmente, antibióticos.

Profilaxis. Seroterapia para los ejemplares que viven donde se ha desencadenado la enfermedad.

Puede emplearse vacuna de virus vivo atenuado, que proporciona una buena inmunidad, pero que, sin embargo, puede causar efectos colaterales. La vacuna inactiva (muerta) no es peligrosa, provee una tasa de anticuerpos relativamente débil, por lo cual, en los cachorros, se aconsejan dos vacunaciones distanciadas veinte días una de otra, y a la edad de noventa días. En los ejemplares adultos se realiza un refuerzo anual. La vacunación con virus vivos atenuados puede causar una momentánea opacidad (un ejemplar en 250) de la córnea que desaparece al poco tiempo.

CAV 2

Como ya se ha dicho, pertenece a la familia de los adenovirus. Mientras el CAV 1 es responsable en la mayoría de los casos, de una infección sistemática aguda y sólo secundariamente de una forma respiratoria, el CAV 2 tiene una predilección por el aparato respiratorio del perro, donde causa amigdalitis y laringotraquitis, que pueden complicarse por gérmenes de irrupción secundaria. Normalmente son afectados los animales jóvenes que viven en colectividad. El desarrollo es benigno.

Síntomas. Tos, goteo nasal de tipo seroso, seromucoso que dura pocos días.

Terapia. Antibióticos de amplio espectro y mucolíticos.

Profilaxis. Mejorar las condiciones de higiene en los lugares donde los perros viven en colectividad. Los perros que han superado la enfermedad de CAV 2 están considerados como inmunes a los sucesivos ataques del virus.

HERPESVIRUS

Los herpesvirus que afectan al perro causan diversas enfermedades. Uno es responsable de enfermedad neonatal, infertilidad, y aborto, y el otro, de una sintomatología nerviosa gravísima. Este virus determina infecciones de desarrollo clínico diferente, según la edad de los ejemplares afectados. Se considera como el virus de la colectividad, debido a que el contagio se produce, por lo general, por contacto directo, que está facilitado en un ambiente con gran densidad de perros. En la perra, este virus está considerado como el responsable de la infertilidad y el aborto. En los cachorros de pocos días es letal, y tiende a atenuar su efecto patógeno a medida que aumenta la edad de los animales. Por último, en el perro adulto provoca una enfermedad respiratoria de desarrollo benigno.

Síntomas. En los cachorros de pocos das (5 10) provoca una enfermedad sistemática generalizada, que determina heces blandas de color amarillo, respiración dificultosa, temperatura normal, inapetencia, vómito y gemido ininterrumpido, que acompaña a los cachorros hasta la muerte. En las camadas de pocos días de vida, la mortalidad es muy elevada (cien por cien).

En los cachorros de dos o tres semanas y en los adultos, prevalecen los síntomas respiratorios, estornudos, goteo nasal seroso o seromucoso por la rinitis, temperatura normal, tos seca, colérica por la traqueobronquitis. El desarrollo es, por lo general, benigno, si no intervienen gérmenes de irrupción secundaria. En la hembra adulta, el virus es causa de una enfermedad genital que se pone en evidencia con la congestión de la mucosa vaginal, acompañada de pérdidas seromucosas de color blancuzco. Provoca infertilidad temporal, aborto y mortalidad de los ejemplares recién nacidos. En el macho adulto, el virus puede causar congestión prepucial. Se ha demostrado que la infección es transmisible por vía venérea, por tanto, pueden transmitirla el macho a la hembra.

El diagnóstico tiene en cuenta el hecho de que la enfermedad tiende a presentarse, frecuentemente, en el mismo criadero o perrera, con resultados letales en los cachorros; con sintomatología respiratoria en los adultos e infertilidad y aborto en las perras.

Análisis de laboratorio. El aislamiento del virus de materia exudada (goteo nasal o vaginal) de los órganos más afectados (pulmones, hígado, riñones) de perros muertos, confirma la responsabilidad viral de la enfermedad.

Diagnóstico diferencial. La forma septicémica, en los cachorros, donde la mortalidad es elevada, y que se presenta con dolores abdominales, se diferencia de la hepatitis infecciosa, que presenta síntomas análogos, por medio del análisis de laboratorio. En el adulto, con síntomas respiratorios deben considerarse otros virus (reovirus, adenovirus) y bacterias (Bordetella bronquiséptica).

La forma genital debe diferenciarse del tumor de Stieker y de vaginitis y balanopostitis, de origen vectorial.

Lesiones anátomo. En los cachorros de 5 a 10 días, que murieron por la forma septicémica, se notan hemorragias en la epidermis, en la serosidad del hígado, aumento de volumen del bazo, ingestión y edema pulmonar. En los perros adultos, afectados por formas respiratorias traqueo

Terapia. No se conocen terapias para la forma septicémica. En los ejemplares adultos se eligen antibióticos de amplio espectro.

Profilaxis. Aún no se utiliza una vacuna suficientemente válida, capaz de reducir los daños de esta enfermedad. Es fundamental mantener buenas condiciones de limpieza e higiene en el ambiente donde se encuentran los ejemplares convalecientes.

PSEUDORRABIA O MORBO DE AUJESZKY

Es una enfermedad infecciosa viral (Herpes virus) que determina irritación cutánea, convulsiones graves, postración total y muerte. Normalmente, el perro se contagia comiendo carne de suidos infectada.

Síntomas. Inapetencia, a veces vómito y diarrea, picazón intensa, tan grave como para que el animal se lastime.

Terapia. No existen terapias posibles.

REOVIRUS

Aún no se ha determinado si el reovirus tiene una responsabilidad significativa en la aparición de un síndrome respiratorio del perro con desarrollo benigno. De hecho, ha sido aislado del aparato respiratorio, tanto en perros sanos como en enfermos. La enfermedad no sólo es transmitida por contagio directo, sino también por vía aerógena, a través de secreciones de la nariz, de la orina y las heces. En el ejemplar receptivo, la tos se presenta entre el 5.° y 10.° día, por el contacto con perros infectados.

Síntomas. Son comunes a los de otros agentes de enfermedades respiratorias (CAV 2, Herpes virus, etc.). La tos es seca, intermitente, más acentuada durante el esfuerzo físico o por la simple compresión del collar en la tráquea. Por lo general, conserva el apetito y, a veces, se presenta un goteo nasal del tipo seroso.

La duración de la enfermedad es de pocos días, pero en algunos ejemplares puede continuar, persistiendo factores ambientales negativos, durante largo tiempo, convirtiéndose en bronco pulmonitis con elevada temperatura, decaimiento general, respiración acelerada, dificultosa, mucosidad seroespumosa, mucosas cianóticas hasta llegar a la muerte. Como ya se ha dicho, los síntomas de reovirus pueden superponerse a otras situaciones patológicas del aparato respiratorio y, por tanto, la identificación del agente causante es importante para realizar los diagnósticos.

Análisis de laboratorio. Para la búsqueda de los agentes virales se emplea la técnica de la inmunofluorescencia. La eventual titulación de los anticuerpos se hace en dos tiempos sucesivos, lo que permite, además, identificar al virus patógeno. Por último, los análisis bacteriales identifican un eventual agente bacteriano.

Diagnóstico diferencial. El diagnóstico diferencial debe excluir la enfermedad por reovirus de otras formas virales que determinan un síndrome análogo al descrito. Además se diferenciará el moquillo en su forma pulmonar, el edema pulmonar agudo, la broncopulmonitis debida a parásitos (Filaroides osleri).

Lesiones anátomo. En las formas graves existen focos de pulmonitis.

Terapia. No existe ningún tratamiento específico para eliminar el virus. Se procede al uso de antibióticos por vía parenteral o por medio de aerosol, con el fin de reducir el daño de complicaciones bacteriales. Además se utilizan sustancias anticatarrales para atenuar la irritación bronquial y aliviar la tos.

Profilaxis. No existen en el comercio vacunas capaces de prevenir esta enfermedad. Por tanto la prevención debe fundarse en el respeto de las normas de higiene, en el cumplimiento de Ios programas de vacunación para el moquillo y los adenovirus, así como en la reducción de las causas de stress, la mala alimentación, oscilaciones térmicas en las veinticuatro horas, humedad excesiva, mala aireación y superpoblación de Ios locales de recuperación.

PARAMYXOVIRUS

Moquillo. A pesar de que su incidencia ha disminuido notablemente, gracias al empleo de vacunas, el moquillo está considerado, entre las enfermedades infecciosas, como un gran problema para la patología del perro. Normalmente son afectados los ejemplares menores de un año y, de manera particular, los perros entre los 6 y los 12 meses de vida. El virus del moquillo es un paramyxovirus, y es perfectamente acertada la relación antigénica entre éste y el virus del sarampión humano. El niño que ha vivido en estrecho contacto con un perro que ha estado afectado de esta enfermedad, difícilmente contraerá el sarampión, ya que los anticuerpos producidos por su organismo en el período durante el cual estuvo con aquél, están en condiciones de impedir que el virus del sarampión lo ataque.

El virus del moquillo es sensible al calor, a la luz y parece que es incapaz de sobrevivir al pasaje a través del estómago y el intestino delgado del perro, por lo cual, la vía respiratoria está considerada como el lugar más probable de penetración del virus.

Por tanto, las formas de transmisión se llevan cabo, sobre todo, por contacto directo entre individuos sanos y enfermos, aunque también puede hacerse por la contaminación de los ambientes. El virus desarrolla, primeramente, su actividad en la faringe y las amígdalas palatinas, para luego invadir la circulación linfática y localizarse en los epitelios de todo el organismo. El grado de afección de las estructuras epiteliales y del sistema nervioso es muy variable de individuo a individuo.

Síntomas. El cuadro clínico es extremadamente variable, porque está determinado por la edad del ejemplar, las características de la localización del virus y la posibilidad de irrupción de gérmenes secundarios, que con frecuencia acompañan y complican el moquillo.

En los cachorros de 4 a 6 semanas de vida, la mortalidad es muy elevada, hay inapetencia, diarrea con catarro y sangre, y grave deshidratación. En los perros mayores de doce semanas de vida, la temperatura es de 40° C durante un período de dos días, a lo cual sigue remisión por otros dos o tres, acompañada de inapetencia, congestión y exudación serotos intermitente, a veces vómito y diarrea. A este breve período sigue un ascenso de la temperatura por la duración de la enfermedad, con síntomas de bronquitis, broncopulmonitis, goteo nasal conjuntival purulento, fotofobia, inyección nasal episcleral, diarrea con sangre, inapetencia completa, erupciones pustulentas en el plano de las almohadillas plantares, sequedad de la trufa que, además, presenta características de agrandamiento. Se puede llegar a la muerte por complicaciones.

La encefalitis, que afecta al 50 por 100 de los ejemplares enfermos, puede aparecer después de 10 ó 12 días de terminada la fiebre y causa depresión, dolor muscular, falta de coordinación y movimiento en círculo, crisis epilépticas, muerte.

El diagnóstico clínico se realiza fácilmente cuando las manifestaciones son características. En el estadio inicial o en las formas complicadas por bacterias u otros virus es indispensable recurrir a análisis de laboratorio.

Se realizan tampones amigdalares, para obtener el antígeno viral (a través de la inmunofluorescencia) y para la búsqueda histológica de los cuerpos inclusos.

En el estadio avanzado de la enfermedad, el diagnóstico puede realizarse confrontando el aumento del número de anticuerpos en el espacio de quince días, entre la primera y segunda muestra.

Diagnóstico diferencial. Debe realizarse para las enfermedades virales (herpes virus, reo virus, SV 5), en las cuales no hay complicaciones nerviosas, para la eptatis infecciosa, que es causa de anemia y de opacidad de la córnea más a menudo monolateral, para la rabia, en la cual hay caída del tercer párpado, estrabismo y mayor agresividad; para la leptospirosis, donde no hay óculo-conjuntivales; para la toxoplasmosis, donde hay alteraciones respiratorias y nerviosas, pero están ausente las óculo-conjuntivales. En los cachorros, algunas graves parasitosis debidas a coccidias, ascáridos o anquilostomas, pueden desencadenar una sintomatología inscribible en el moquillo. Es, por tanto, importante realizar un examen de las heces.

Examen anátomo. El examen anátomo-patológico pone en evidencia las lesiones, en uno o varios aparatos, determinadas por el virus o por el resultado virus más bacterias.

Aparato respiratorio. Congestión de las mucosas, presencia de exudado seromucoso y mucupurulento, traqueitis, bronquitis, broncopulmonitis y pulmonitis, miocardiosis, derrame pericárdico hemorrágico, gastritis, enteritis con exudado catarral mucoso y/o fibroso, hiperqueratosis de la trufa y en las almohadillas plantares.

Terapia. No existe terapia específica. Los antibióticos de amplio espectro reconducen el daño de las infecciones secundarias sin influir mínimamente en el virus. Es aconsejada una terapia sintomática con mucolíticos (en la forma respiratoria) astringentes (en la forma gastroentérica). En las fases iniciales de la enfermedad está indicado el suministro, en dosis elevadas, de suero hiperinmune. Es, particularmente importante mantener a los ejemplares enfermos en ambiente caldeado, tranquilo, realizando frecuentes limpiezas con gasas o algodón humedecidos, para retirar el abundante exudado nasal y ocular existente.

Profilaxis. Se utilizan vacunas vivas atenuadas conjuntamente con el antígeno de la hepatitis o hepatitis infecciosa más leptospira.

Debido a que el moquillo es una enfermedad que afecta, fundamentalmente, a los perros jóvenes, es de gran importancia llevar a cabo, oportunamente, las vacunaciones indicadas. Normal mente, un cachorro nacido de perra vacunada pierde totalmente la provisión de anticuerpos, proporcionados por la madre a través del calostro, después de los tres meses de vida. De esto surge la necesidad de vacunar al cachorro a los tres meses de vida y repetirla a los quince días en los lugares donde el moquillo no es frecuente. En cambio, en las zonas donde es endémico, el cachorro deberá ser vacunado a los dos meses de vida, con una repetición a los 15 o 30 días. La cantidad de anticuerpos capaz de garantizar el estado de inmunidad en el perro está presente ocho días después de la vacunación.

Para los ejemplares adultos es conveniente que la vacunación se realice, normalmente, una vez al año.

RHABDOVIRUS

Rabia. Es una enfermedad infecciosa que lesiona gravemente el sistema nervioso central de los mamíferos domésticos, de los selváticos y del hombre, que en algunas ocasiones llega a producir la muerte.

La infección es trasmitida con mordeduras, lamidas en las mucosas o por las soluciones de segregación continua de los animales infectados. Estos puede ser perros, gatos, lobos, zorros, roedores, etc.

En América Latina, la rabia también es transmitida por los murciélagos. Los animales salvajes constituyen el receptáculo natural de la rabia (rabia salvaje), y el perro puede servir de lazo entre la rabia salvaje y la rabia urbana. Según algunos autores, el virus, en el punto de penetración, en las fibras musculares y en el tejido conectivo, permanece algo de tiempo y se multiplica para llegar después, a través de los ejes nerviosos, al sistema nervioso central.

Según otros autores, en el lugar de la mordedura no existe respuesta viral, sino una inmediata migración del virus hacia el sistema nervioso central, al que invade una vez llegado, se multiplica y se distribuye a lo largo de los nervios, esta vez de manera centrípeta.

En este período se produce la eliminación del virus, a través de las glándulas salivares, las que constituyen un punto de intensa multiplicación viral. El 70 por 100 de los perros afectados tiene gran cantidad de virus en las glándulas salivares. La posibilidad de un perro enfermo de contagiar la rabia a otros perros a través de la saliva es elevada, ya que resulta infecciosa hasta cinco días antes de la aparición de los síntomas clínicos. La incubación puede variar de un mínimo de 5 días a un máximo de 10 ó 14 meses, pero, normalmente, está comprendida entre las dos y las ocho semanas, después de lo cual se presentan los primeros síntomas.

Síntomas. Inicialmente se presentan variaciones del carácter. El perro agresivo y mordedor se vuelve dócil, mientras el afectuoso y sociable se hace agresivo. Existe la tendencia de los ejemplares a esconderse en lugares oscuros y apartados, en estado anoréxico con temperatura subfebril.

Después se hace evidentes fenómenos alucinatorios. El perro reguea, ladra, festeja a cosas y personas imaginarias, hace como si cazara moscas con la boca.

En esta primera fase, que afecta a los ojos, puede observarse un modesto estrabismo, movimientos oscilatorios y, a veces, rotatorios de los glóbulos oculares. Sobre la piel, en el punto de la herida o de la mordedura, puede presentarse un prurito intenso. Este síntoma, que no siempre aparece, puede ser tan grave que el perro llega a autolesionarse. El animal manifiesta una excesiva necesidad de comer cualquier cosa, debido a la falta del sentido de la saciedad y del gusto. Este comportamiento le lleva a ingerir cualquier objetos (piedras, clavos, vidrio, madera, papel, etc.) con las consiguientes consecuencias. Luego siente una gran sed, pero la parálisis de la laringe le impide deglutir. Hay abundante producción de saliva y pérdida de la misma. Siempre a causa de la parálisis faringolaríngea, la voz sufre modificaciones y el ladrido se vuelve ronco o se convierte en aullidos prolongados. En el 25 por 100 de los casos de perros rabiosos se manifiestan estados de notable excitación, que pueden durar poco tiempo o unas cinco horas para repetirse, después de momentos de tranquilidad. En esta fase el perro presenta un aspecto confuso, trata de morder cualquier cosa que se le ponga delante, tanto sea un objeto animado o inanimado, y recorre, si no se le detiene, grandes distancias (40 - 50 km.). Sigue, sucesivamente, una paresia generalizada que se pone en evidencia con debilidad de las patas y de la cola, ptosis de los párpados, a veces de la lengua y de la mandíbula, persistiendo dificultad en la deglución.

Los ojos presentan dilatación de las pupilas, estrabismo, descenso del tercer párpado. Como hecho final, la respiración se vuelve dificultosa y se produce la paresia de los músculos respiratorios. Difícilmente, la enfermedad dura más de dos semanas, y por lo general, la muerte se produce cinco días después de la aparición de los síntomas nerviosos.

Análisis de laboratorio. No es fácil realizar el diagnóstico en los ejemplares vivos, por lo cual, es necesario llevar a cabo análisis de laboratorio. El análisis histológico, hecho sobre materia cerebral del perro, es capaz de poner en evidencia los cuerpos de Negri, sin embargo, esta investigación no siempre es atendible. La inmunofluorescencia es el método de laboratorio que revela la presencia del virus desde el primer momento en que éste invade el sistema nervioso central, y, por tanto, puede considerarse como buena determinación de laboratorio.

Diagnóstico diferencial. El estado de excitación, por su duración tan breve, puede pasar desapercibido al propietario, por lo cual es preciso considerar la posibilidad de que un perro está afectado de rabia cuando se tienen cambios de carácter, acompañados de parálisis progresiva.

Por tanto, es preciso tomar en consideración las enfermedades que pueden afectar el sistema nervioso central como el moquillo, pseudorrabia, toxoplasmosis, epilepsia, tumores cerebrales, hechos traumáticos, envenenamientos, cuerpos extraños en la cavidad orofaríngea, tétanos, faltas de calcio, uremia.

Profilaxis. Está dirigida a prevenir la infección en el hombre a través del control de la rabia en las especies selváticas y en el perro. El perro sospechoso de rabia no es suprimido, sino aislado en una jaula segura, por lo menos durante diez días, y controlado, tanto desde el punto de vista sintomático como con análisis de laboratorio. El perro enfermo de rabia raramente vive más de cinco días desde la aparición de los síntomas nerviosos.

Las vacunas, actualmente a disposición, son suficientes para estimular al organismo a producir anticuerpos contra la infección rabiosa, y la mas comúnmente utilizada está constituida por virus vivo, atenuado (cepa de Flury).

PARAMYXOVIRUS

SV. 5. Es una enfermedad respiratoria que se manifiesta en el perro como consecuencia de un exceso de stress (enfriamientos, largos viajes, enfermedades debilitantes). Hay una mayor incidencia de esta enfermedad en los ejemplares que viven en colectividad. El virus se transmite de ejemplar sano a ejemplar enfermo, por contacto directo y por vía aerógena.

Síntomas. Están estrechamente relacionados con las situaciones ambientales y a la intervención de los gérmenes de irrupción secundaria. Se manifiesta temperatura elevada, sentidos deprimidos, goteo nasal seroso, mucupurulento, tos seca. El desarrollo de la enfermedad es normalmente benigno. Se requiere el auxilio del laboratorio, el que, a través de técnicas de inmunofluorescencia o pruebas serológicas, permite determinar al virus.

Terapia. El uso de antibióticos tiene la finalidad de impedir la complicación provocada por gérmenes de irrupción secundaria (bodatella, mycoplasma, etc.). Además se emplean mucolíticos, antiinflamatorios y antiistamínicos.

Profilaxis. No existen vacunas. Deben evitarse por tanto, todas las causas agotadoras que puedan favorecer la aparición de esta enfermedad.